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Como podemos apreciar todos los días caminando por las aceras de la ciudad, cada vez es más frecuente ver personas, tanto jóvenes como mayores, que van dándole a la tecla con su teléfono móvil en la mano o que van absortas viendo vídeos, y esto ... hace que no se enteren de todo lo que pasa a su alrededor. Evidentemente estos malos hábitos, que se han incrementado con la popularidad de los teléfonos móviles, provocan riesgos importantes tanto de accidente, como de provocar incomodidades a otros peatones.
Hace tan sólo algunos días, cuando estaba esperando a que se abriera el semáforo para cruzar la calle por un paso de peatones, me quedé sorprendido al ver a una señora mayor que, con el semáforo aún en rojo, irrumpía en el paso mirando a la pantalla del móvil y empezó a cruzar sin ninguna precaución. Al ver que no había ningún coche próximo, la adelanté corriendo y me puse delante de ella para que diera la vuelta. No sólo no me dio las gracias, sino que me insultó, diciéndome que a ella no le daba nadie lecciones y que, además, le había dado un gran susto.
Es evidente que estos malos hábitos pueden provocar accidentes, ya que con el móvil en la mano los peatones se distraen y cruzan las calles sin prestar atención a los coches que se acercan. Hace algunos meses yo mismo presencié cómo una mujer, totalmente distraída, empezó a cruzar la calle y al no haberse percatado de que delante había coches detenidos, en una caravana, materialmente chocó contra uno de los turismos y se cayó al suelo de espaldas, sufriendo una lesión en el cuero cabelludo.
El gran problema de estos malos hábitos es que los peatones distraídos con sus móviles caminan de manera errática e interrumpen el flujo normal de las aceras, así como los cruces peatonales, ya que, por su falta de atención, llegan a chocar con otros peatones y esto genera conflictos en áreas concurridas, e incluso caídas al suelo, tanto de los móviles como de las personas.
Estos peatones tan distraídos, llegan a perder la orientación y a desviarse de un lado a otro e igualmente pierden la conciencia sobre la regulación de los semáforos o la existencia de obstáculos en la acera. Y esto es especialmente problemático cuando se necesita estar atento a las señales de tráfico o a eventos imprevistos.
Ante esta difícil situación, a mi juicio sería necesario que las autoridades correspondientes realizaran campañas de concienciación para educar al público sobre los riesgos de usar el móvil mientras se camina por la vía pública, ya que esto podría ayudar a reducir ese comportamiento peligroso. Igualmente, probablemente sea preciso también crear aplicaciones y tecnologías en los móviles que alerten a los peatones cuando están cerca de un cruce o de vehículos en movimiento.
En lo que a mi se refiere, y dado que como ciudadano no tengo ninguna capacidad técnica para corregir este problema, de modo divertido y jocoso he empezado a practicar algo que llamo 'jugar al choque'. El juego consiste en que cuando voy caminando por la acera si me percato de que se me acerca una persona con el móvil en la mano me paro y en pocos segundos, cuando esa persona ya está materialmente frente a mí, le pongo la mano delante de su cara y de modo inmediato pega un frenazo y exclama ¡uy, perdón! Alguien dirá que esto es una tontería, pero al menos para mí, además de un divertimento, es una manera de concienciar a esos peatones despistados.
Igualmente, cuando estoy parado en un paso de cebra, esperando a que se abra el semáforo, si veo a alguna persona despistada que va a cruzar sin mirar le pongo también la mano frente a su cara para que reaccione. Lo cierto es que, este juego funciona.
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