La generación de los años cincuenta

Nos iniciamos en el mundo de las comunicaciones con unas primarias redes telefónicas, en las que para hacer llamadas a larga distancia teníamos que contar con los servicios de una operadora, a la que le pedíamos que nos marcara un número de teléfono determinado. Pasamos de las cartas escritas a mano a teclearlas con una máquina de escribir y de ahí llegamos a los correos electrónicos o a las comunicaciones hechas por WhatsApp.

Escuchábamos en la radio los partidos de fútbol y después pasamos a verlos en blanco y negro en unas rudimentarias televisiones, llegando en un gran salto a verlos en televisiones en color de alta definición. Íbamos al videoclub a alquilar películas para verlas en casa y ahora recurrimos a Netflix, Amazon u otras plataformas, para encontrar cualquier película o serie que nos apetezca. Pasamos de usar tarjetas perforadas y disquetes de baja capacidad, a tener megas, gigas e incluso teras, en un portátil, una tablet e incluso en el propio teléfono móvil.

Esquivamos epidemias como la de la parálisis infantil, la meningitis, la gripe H1N1 y ahora recientemente el covid-19.

Anduvimos en triciclos, patines, bicicletas, ciclomotores, coches con motores de gasolina o diésel y ahora empezamos a usar vehículos híbridos o totalmente eléctricos.

Ciertamente hemos vivido y seguimos viviendo muchas cosas que pasan por delante de nosotros cada vez a mayor velocidad. Como he leído en algún lugar, podríamos calificarnos de 'exenials' al ser personas que nacimos en los años 50 con una niñez analógica y con una edad adulta totalmente digitalizada. O también podríamos ser una especie de 'yahevistotodo'.

Somos una generación que, tras haber vivido ocho décadas diferentes, nos hemos adaptado y nos seguimos adaptando a los cambios cada vez más rápidos, aunque soy consciente de que cada vez más, estamos teniendo bastantes dificultades para adaptarnos a esa evolución tan rápida de las nuevas tecnologías.

El tiempo cada vez se nos mueve más deprisa y cuando uno se da cuenta ya es lunes, cuando uno se da cuenta, ya terminó el mes y cuando uno se da cuenta, ya terminó el año. Cuando uno mira, ya pasaron 40,50,60 y 70 años. O miramos alrededor y ya no vemos a alguno de nuestros amigos.

Por ello pienso que mi día tiene que ser 'hoy y ahora'. No debo dejar de hacer algo que me guste por falta de tiempo, No estoy en edad de posponer algo para más tarde. Y, sobre todo, dado el caudal de experiencias vividas tanto en el ámbito personal como en el profesional, creo que es muy importante que pueda ayudar, sobre todo a personas mas jóvenes, practicando el voluntariado social, como en mi caso hago siendo miembro de Secot. Y lo mas importante es que ayudando a otras personas, me estoy ayudando a mi mismo al poder seguir estando activo y actualizado.