La generación de los 50

Nosotros respetábamos y escuchábamos a nuestros padres, abuelos y tíos e igualmente respetábamos a los que peinaban canas. No se nos ocurría discutir con los profesores y cuando sufríamos alguna regañina o algún castigo del maestro, si lo contábamos al llegar a casa, lo normal es que nuestros padres nos dijeran que, si el maestro nos había reñido, seguro que tenía razón, porque algo habríamos hecho mal. Pero es que, además, contrariamente a lo que ocurre ahora, nuestros padres nunca se planteaban ir a la escuela a hablar con el maestro para pedirle explicaciones sobre lo que había ocurrido o para defendernos ante él.

Éramos una generación respetuosa, sí, pero a la vez con una gran marcha para disfrutar en los guateques que organizábamos, en las discotecas, en las salas de fiestas o en las boîtes. Disfrutamos del rock y vivimos la música de los 70 y de los inolvidables 80.

Salíamos a jugar a las calles y practicábamos las carreras con aro, el juego del escondite, el salto del burro, el juego de la peonza, las chapas o los banzones. Explorábamos todo nuestro entorno y a veces nos encontrábamos con grandes sorpresas como eran la de encontrar una pistola o un proyectil de la guerra civil, en el sótano de una casa en ruinas. Cuando esto ocurría, inmediatamente íbamos corriendo a avisar a una pareja de la guardia civil que se encontrara por allí cerca.

No teníamos seguros médicos privados y teníamos tres meses de vacaciones que disfrutábamos al máximo haciendo todo tipo de cosas. Si cuando estábamos jugando teníamos sed y había algún hombre de la limpieza regando, le pedíamos que nos diera agua y bebíamos directamente de la manguera, sin contaminarnos. Si salíamos con los amigos y se hacía tarde, al llegar cerca de nuestra casa, ya nos encontrábamos con el sereno dándole al bastón y diciéndonos: «¡Venga, rápido para casa que os vigilo!».

Viendo lo que vemos ahora en la vestimenta de los jóvenes, nosotros, hombres y mujeres, éramos muy elegantes. Nosotros nos poníamos traje y corbata, aunque lleváramos pantalones de pata de elefante y no vestíamos pantalones rotos como ocurre ahora, porque eso era de pobres, aunque ahora esos sean los pantalones mas caros que se encuentran en las tiendas.

Ahora que ya nos estamos yendo, tenemos mucho talento senior y mucha experiencia y esto debería de ser aprovechado por las nuevas generaciones. Y aunque alguno de nosotros sólo hubiere estudiado Bachillerato, somos personas educadas, trabajadoras, con principios y con valores. Éramos aquellos que cuando viajábamos en el autobús, al entrar una señora o una chica, le ofrecíamos el sitio. No somos como las generaciones actuales que, con 25 años, habiendo estudiado incluso en escuelas privadas, son hijos de papá y dependen para todo de ellos. Si alguno de nosotros dejaba de estudiar, de modo inmediato se ponía a trabajar para no ser una carga.

Creo que formo parte de una generación extraordinaria que probablemente no vuelva a verse. Veíamos toda la familia películas de Cantinflas o de 'Bonanza'. Nos gusta el humor sano. Lo pasábamos muy bien, disfrutábamos de la vida y éramos felices

Es cierto que nuestra generación no conocía internet, ni las tablets ni los móviles, pero éramos felices viendo películas de vaqueros. Igual ahora, algunos no estamos muy avanzados en el uso de las nuevas tecnologías y no sabemos mucho de aplicaciones, pero seguimos aprendiendo y formándonos en este campo. Nunca es tarde.