Guerra de desinformación

La información que nos llega de la guerra en Ucrania, al igual que en otras guerras del planeta, tenemos que elaborarla por nuestra cuenta, analizando distintas fuentes de información, si queremos obtener una imagen más o menos equilibrada o razonable de lo que es real y lo que no. Madrid albergó recientemente la cumbre de la OTAN. Nos puede servir como ejemplo de informaciones que son puros constructos y no se corresponden con la realidad. Cuando afirman que «la historia de la OTAN es la historia de un auténtico éxito de seguridad y de asociación entre Estados Unidos, Canadá y Europa», es una falsedad. La OTAN cometió y comete errores de bulto en su afán expansionista. Desde que Rusia invadió Ucrania, la OTAN ha experimentado un sospechoso renacer. Países que siempre fueron neutrales como Finlandia y Suecia, ahora quieren acogerse a su protección ante el miedo de ser invadidos. La propaganda y la información (desinformación) de guerra de los Estados Unidos y sus socios de la OTAN han logrado su objetivo, pues en esta parte de Europa solo recibimos la versión otanista de lo que sucede en Ucrania. Se ha bloqueado la información de medios rusos, como 'Rusia Today' y 'Sputnik Novosti', que tienen otro relato de los hechos. Los medios otanistas presentan a Putin, con el que hace nada compartían negocios y mantel, como un psicópata, un tirano, un matón que quiere desestabilizar 'el orden mundial'. Los mismos medios que ahora demonizan a Putin nunca se refirieron de esa manera a ningún presidente estadounidense, cuando bajo su mandato se invadieron multitud de países en el mundo. Cómo no recordar la guerra de Vietnam, donde se utilizaron armas químicas y napalm; la de Irak, en la que la cifra de civiles muertos superó el millón de personas; las de Siria, Afganistán, Libia, Yemen... Sin embargo, todos los políticos que llenaron de muerte, sufrimiento y destrucción estos países jamás fueron estigmatizados como lo hacen con Putin, que ahora se convierte en el chivo expiatorio de todos nuestros males: la inflación, la carestía de la energía y la hambruna que pronostica la ONU. Hay dos varas de medir y siempre maniqueamente nos erigimos en los buenos. Falso.

A una guerra siempre la acompaña otra: la desinformación. La libertad de expresión y de información se bloquean cuando se pone en entredicho el deber de informar de los sucesos fielmente, al menos con ópticas distintas y con tanta fidelidad como lo permitan la ignorancia y el engaño a los que está sometido cualquier persona que quiera informarse de una manera neutral. En esta guerra, como en todas, corremos el riesgo de no tener una verdadera información sobre el porqué de la invasión y, sobre todo, por qué no se abre ya una vía diplomática, en vez de seguir enviando armas a Ucrania. Se repetirá lo ocurrido en Siria: destrucción del país, sufrimiento y muerte, eso sí es real, independientemente del relato informativo de buenos y malos. Es la información interesada que nos llega la que determina lo que podemos conocer o desconocer de la barbarie de cualquier guerra.