La excepcionalidad de Mijaíl Gorbachov no reside solo en su actuación al frente del Partido Comunista y del Estado soviéticos entre 1985 y 1991. Su carrera profesional y política también le diferencian claramente de otros personajes que le precedieron. Para empezar, perteneció a una familia ... campesina víctima de la colectivización estaliniana y sus dos abuelos fueron represaliados, pero su padre creía en Stalin y Mijaíl le siguió hasta ingresar en el partido, aun llevando consigo una inclinación a la tolerancia por el rechazo a aquel orden de torturas y fusilamientos. De ahí su apoyo a la memoria histórica del terror estaliniano. Único universitario que llegó al vértice del poder en la URSS, su especialización agraria le permitió un ascenso político-técnico, convertido en plataforma para la integración en el Comité Central del PCUS. Fue siempre el más joven, hasta su elección como secretario general a los 54 años.
Publicidad
Hay un período de su vida política que espera una profundización: el ascenso definitivo debido a Yuri Andropov (1982-1994). Llegado este a la secretaría general después de quince años al frente del KGB, su ejecutoria fue totalmente siniestra, desde que en 1956 se convirtió en pieza clave del aplastamiento de la revolución húngara, hasta su persecución de los disidentes rusos vía manicomio. Al mismo tiempo era hombre sensible a la poesía y a la música. ¿Valoró al técnico eficaz?
Otro contacto personal significativo es el de su estrecha amistad de los años 50 en la Universidad de Moscú con un estudiante checo, Zdenek Mlynar, que en 1968 asume el papel de guía intelectual de la Primavera de Praga. Mlynar defendía, como luego Gorbachov, el respeto al pluralismo social por parte del Estado socialista, con libertades de expresión y asociación, si bien era menos clara la aceptación del pluripartidismo. Breznev resolvió la encrucijada mediante la invasión del Pacto de Varsovia, pero para un hombre como Gorbachov, implicado en la revolución técnica como base del socialismo, eso solo era un aplazamiento de los problemas de gerontocracia, anquilosamiento burocrático y ausencia de libertad. El proyecto de Gorbachov intentó quebrar el círculo vicioso mediante dos claves de renovación: la 'glasnost', la transparencia, frente al vicio eterno, la opacidad de la burocracia rusa que ya denunció el ilustrado Radishev, y su consecuencia, la 'perestroika', un cambio modernizador en el Estado y en el PCUS.
Aquí Gorbachov enlazaba con Lenin, de quien no se conocía aún el alcance de su dimensión criminal, sacada a la luz con la apertura de los archivos soviéticos en los años 90. Antes, incluida la reforma económica de la NEP, Lenin personificaba el auténtico comunismo, frente al de Stalin, con la crítica del arcaísmo estatal del régimen revolucionario y la necesidad de un cambio, que ahora apunta al pluralismo y a la libertad. Para hacer viable el programa, Gorbachov puso en acción su dominio de la circulación interna del poder en la organización comunista, situando en puntos clave de apoyo a personas leales a su estrategia. Esto fue muy importante para los partidos comunistas de Europa del Este: sobre todo en la RDA, pudo activar a estos leales a la URSS durmientes en los órganos de dirección, caso de Ignacio Gallego en el PCE, bloqueando así los propósitos de represión que abrigaba el alemán Honecker.
Publicidad
Lo que no podía lograr es que estos leales, tal vez reformistas, admitieran sin más un juego democrático en el cual, como se vio pronto en Moscú al triunfar Yeltsin, perderían el poder. Tampoco estaba en condiciones de frenar las reivindicaciones nacionalistas, sacadas a la luz con la libertad de expresión –de las repúblicas bálticas a Ucrania y Kazajstán–, y que se veían agravadas por la presencia de problemas insolubles, derivados de la estrategia de Stalin: inserción de piezas de discordia en las repúblicas nacionales –Transnistria en Moldavia, Nagorno-Karabaj– que antes callaban sometidas al dictado general del Partido Comunista.
En 1991, sobre el telón de fondo de una crisis económica que afectó gravemente al abastecimiento de la población, la insatisfactoria solución confederal al problema de la URSS y el reflejo antidemocrático de los órganos soviéticos, con la KGB al frente, llevaron al golpe de Estado del 19 de agosto. Incluso vencido este por la respuesta popular, las vacilaciones de Gorbachov arrastraron su hundimiento político. El 25 de diciembre de 1991, como último presidente, anunciaba por televisión el fin de la URSS. Su impopularidad era tal que cuando se presentó a la elección de presidente de Rusia obtuvo el 0,5% de los votos.
Publicidad
El legado de Gorbachov se desplazó a su política exterior, de promoción del desarme nuclear y de definición del objetivo de 'la Casa Europa', un continente unido para la paz «desde el Atlántico a los Urales». Así sea.
3 meses por solo 1€/mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.