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Tras lo que estamos viviendo en estos últimos tiempos, es evidente que los políticos han perdido el respeto a los ciudadanos, desde el momento en que solo se preocupan de sus intereses personales y de partido. Poco a poco y paso a paso, van socavando ... nuestro estado de derecho, para someternos al derecho del estado que están creando, o lo que es lo mismo agrandando el estado y reduciendo los derechos de los ciudadanos, que quedamos sometidos a sus veleidades, limitando nuestros movimientos, nuestro derecho a protestar y en suma, nuestros derechos y libertades, reconocidas en la Carta Magna.
Utilizando el miedo generado por la pandemia, intentan dominarnos y empobrecernos tanto económica como culturalmente, eliminando nuestro derecho a la libertad de expresión, eliminando nuestro derecho a la crítica positiva, haciendo que, mediante el control que ejercen sobre algunos medios, solo oigamos y veamos lo que ellos quieren. Intentan eliminar nuestro derecho a la libertad de información y opinión,
Con un Gobierno mastodóntico y con un déficit público brutal, que día a día sigue creciendo, están quitando a los ciudadanos todo aquello que durante muchos años de trabajo fuimos consiguiendo con mucho esfuerzo. Quieren limitar las pensiones, tras haber dejado vacía la hucha y sin hacer nada por un sistema que sea sostenible. Tenemos un recibo de la luz descontrolado, el precio de los carburantes creciendo cada día, aunque el precio del petróleo siga hacia abajo, el precio de los servicios públicos cada vez mayor...
Buscan que seamos como corderitos encerrados en un corral, que sólo esperemos a recibir las migajas que caigan de sus mesas, en vez de tratarnos como ciudadanos inteligentes que sabemos pensar y razonar. Cada vez que salen a la palestra, no hacen más que llenarse la boca con mensajes de autobombo y platillo, diciendo que no van a dejar a ningún ciudadano atrás, que todos vamos a tener un salario mínimo, que todos vamos a tener un salario social, pero la realidad es muy diferente.
Yo ya no tengo ninguna duda de que los mayores enemigos de los ciudadanos libres son esas organizaciones endogámicas en que se han transformado los partidos políticos, que, de modo manifiesto, solo pretenden alcanzar sus intereses partidistas, creando además puertas giratorias para que toda esa politocracia tenga garantizados unos buenos ingresos cuando abandonen la política, si es que alguna vez deciden abandonarla.
Ya es hora de que los ciudadanos empecemos a levantar la voz para protestar y exigir que se gobierne para nosotros y no para las castas políticas. Ya es hora de empezar a gritar para eliminar de modo significativo el número de políticos, ya que no es de recibo que tengamos un médico por cada mil habitantes y un político por cada 115. Es intolerable que tengamos el Gobierno mas grande de la UE y que, a la vez esperemos que Europa nos rescate.
Tenemos que exigir medidas que terminen con esos políticos intocables e inviolables que son los aforados, para que de verdad todos los ciudadanos seamos iguales ante la ley. Tenemos que exigir medidas que permitan que los políticos corruptos ingresen en prisión a la misma velocidad que cualquier delincuente, para evitar la prescripción de los delitos, como ahora ocurre muchas veces. Y, eso sí, devolviendo a las arcas públicas todo lo robado.
Tenemos que exigir que se reduzcan las estructuras de esos 17 mini estados que son las comunidades autónomas, ya que mientras esas estructuras engordan, los ciudadanos quedamos cada vez más flacos. Menos cargos de confianza, menos diputados autonómicos y más profesionalización de los funcionarios para que estas mastodónticas administraciones sean más eficientes y eficaces.
Teniendo como tenemos una televisión pública nacional, hemos de exigir que esas televisiones autonómicas, que gastan muchos miles de millones y que sólo sirven para blanquear a los políticos de turno, sean privatizadas, si es que se quieren mantener. Tenemos que exigir que se elimine todo ese entramado de chiringuitos políticos y que toda la gestión de los dineros públicos sea sometida a las necesarias auditorías, como en las empresas privadas. Tenemos que exigir que partidos y sindicatos se financien con sus propios medios y no con dinero público. Al igual que no se subvenciona a una tienda si no entra gente, no podemos seguir subvencionando a la industria cinematográfica. Que compita libremente en el mercado como lo hacen todas las empresas.
Seguro que, con todas estas medidas, reduciríamos en gran medida nuestro mastodóntico déficit público y saldríamos de esa crisis permanente que sufren los trabajadores, los autónomos y las pequeñas empresas de nuestro país.
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