Gestión forestal sostenible o cómo hacer más resilientes los bosques frente al cambio climático

Silvia Martínez

Domingo, 5 de junio 2022

Los bosques albergan el 80% de la biodiversidad terrestre mundial, son esenciales para el bienestar humano, absorben CO2 y su papel regulador del clima es ya incuestionable. Sin embargo, el propio cambio climático está reduciendo drástica y progresivamente su capacidad natural de ejercer de escudos ... contra el calentamiento global.

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Un bosque resiliente es un bosque que tiene la capacidad de hacer frente a cambios y alteraciones adversas del medio ambiente para adaptarse o recuperarse de forma eficiente.

Si los bosques son aliados contra el cambio climático y son esenciales para la vida humana, la necesidad de actuar se convierte entonces en un plan de choque urgente. Y la gestión forestal sostenible, generalmente desconocida para los ciudadanos, es una herramienta capaz de proteger y reforzar las masas forestales para hacerlas más resilientes. Necesitamos bosques sanos y resilientes, no solo para afrontar los retos climáticos, sino para conservarlos para generaciones futuras.

Los efectos del calentamiento global son cada vez más evidentes en los ecosistemas forestales y pueden causar impactos enormemente negativos en su funcionamiento en los tiempos de crecimiento y reproducción, en la densidad de las masas y en la mortalidad de muchas especies forestales.

Nuestros bosques mediterráneos presentan una mayor exposición al cambio climático y son uno de los ecosistemas más vulnerables, afectados por la aridez y el riesgo de incendios. La alteración de especies arbóreas, la modificación del funcionamiento de los ecosistemas, el adelanto de la foliación, el retraso de la caída de las hojas, el decaimiento, cambios en el suelo, fragmentación de los hábitats y el desplazamiento altitudinal de especies son algunas de las consecuencias. Todos estos cambios se traducen en una alteración que afecta a su capacidad de absorber CO2 y almacenar carbono, pero también tiene consecuencias perjudiciales que pueden afectar a la calidad del aire, a la biodiversidad, al suelo y a los acuíferos.

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Ante la evidente degradación y alteración que sufren los bosques ante los efectos de un clima cambiante, los expertos en gestión forestal buscamos respuestas a la pregunta: ¿cómo podemos ayudarlos a adaptarse y ser más resilientes?

La gestión forestal FSC es adaptativa en sí misma. Con la incorporación de indicadores específicos obtenemos un diagnóstico del estado de nuestros bosques, de manera que podemos construir un sistema de alerta temprana ante los efectos del cambio climático y así diseñar estrategias de gestión adecuadas que faciliten los procesos de adaptación y minimicen los impactos y la vulnerabilidad.

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Desde FSC España hemos trabajado en varios proyectos de adaptación al cambio climático, poniendo a disposición de propietarios y gestores forestales un protocolo de adaptación. Una de las localizaciones piloto ha sido el monte de Palancares y Agregados en Cuenca, compuesto mayoritariamente por pinares mediterráneos (Pinus nigra), considerados como uno de los ecosistemas más vulnerables ante el cambio climático.

Los principales peligros identificados este monte conquense son el aumento de las condiciones de sequía debido al incremento de número de días al año con sequía, el marcado incremento de las olas de calor, así como el riesgo moderado de incendios.

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Tras la implementación de actividades recomendadas, se ha observado una elevada resiliencia de los árboles tras sequías intensas y la diversidad arbórea y el carácter mixto de sus masas forestales han incrementado su adaptación y recuperación.

En este sentido, impulsados por el laboratorio de bioeconomía forestal UFIL de Cuenca, se incentiva el desarrollo de ideas de negocio en torno al aprovechamiento de los recursos forestales en un contexto sostenible, donde la conservación y la capacidad de adaptación de los bosques al cambio climático es crucial para asegurar las materias primas.

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Como conclusión, la evaluación del potencial de adaptación al cambio climático a largo plazo y el diseño de medidas a corto y largo plazo deben ser incluidas en la planificación y gestión forestal de nuestros montes como una prioridad. España es el segundo país del mundo en superficie forestal. Nuestros bosques son un patrimonio que proteger y legar, por lo que debemos ser conscientes de lo importante que es utilizar todas las herramientas a nuestro alcance para dotar a nuestros bosques de resistencia y capacidad para sobrevivir y superar las adversidades. Ayudarles a ellos, para que ellos, a su vez, puedan ofrecernos bienestar, recursos forestales, biodiversidad y calidad de vida.

Autora: Silvia Martínez es responsable de Políticas, Estándares y Proyectos de FSC España.
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