Gerardo Iglesias

Pese a que hay una parte muy importante de la población asturiana a la que no haría falta explicarle quién es Gerardo Iglesias no ocurre lo mismo con las personas menores de 40 años. Quizás entonces no esté de más, para recordar en un caso y explicar en otro, que Gerardo Iglesias fue minero de profesión y tras una azarosa vida de compromiso político a causa de la cual sufrió unos cuantos años de cárcel (no me resisto a contar aquí cuando con 18 años era sacado de la casa familiar de La Cerezal, en Mieres, por la guardia civil, y su padre le dijo «prefiero que te traigan muerto antes que delates a un compañero») tuvo las máximas responsabilidades en su partido y fue elegido diputado por Madrid.

Tras fundar Izquierda Unida igual que llegó, en silencio, a lo más alto en la vida política la abandonó de la misma manera y, pese a algunas propuestas que le hicieron, que él consideraba inaceptables en relación a sus principios, se incorporó a su puesto de picador en la mina sufriendo entonces un terrible accidente tras el que tuvo que ser operado de una dolencia lumbar.

Tras esa primera operación y hasta el año 2003 ha soportado otras cuatro operaciones más sin resultado positivo, viviendo desde entonces (agravado en los últimos 8 años) un calvario difícilmente soportable.

A ese dolor, físico, extremo cabe añadir uno no menor, emocional, por el abandono que en este tiempo ha padecido por parte de la sanidad pública asturiana, pero también por el abandono, difícilmente entendible, por parte de la mayor parte de quienes en su momento eran sus camaradas, sus compañeros, sus amistades.

Tanto Gerardo como las personas más próximas a él somos conscientes de que Asturias, en este momento, tiene una lista de espera quirúrgica de 23.000 pacientes. Con el acto de este pasado viernes no se estaba pidiendo ningún trato de favor para Gerardo Iglesias, ya que nadie debe estar por encima de nadie, pero entiendo que su operación, programada, sería una cuestión de estricta justicia. Por eso, un buen número de amigos y compañeros estamos recogiendo firmas en apoyo a esa justa reclamación de atención sanitaria, y pronto las presentaremos en público.

Cabe recordar que, en este tiempo en el que se cumplen 40 años de la constitución de la autonomía asturiana, Gerardo Iglesias fue uno de los principales impulsores de la sanidad pública en Asturias, ya que él dirigía en aquellos momentos el partido político que asumió las responsabilidades de la recién creada Consejería de Sanidad cuyo primer consejero fue otro gran amigo, ya fallecido, Horacio Fernández Inguanzo.

A Gerardo Iglesias, de 77 años en la actualidad, además de todas sus dolencias motivadas por el accidente de hace más de 30 años le diagnosticaron recientemente parkinson, lo que hace pensar que el tiempo por venir no será demasiado fácil para un hombre de una rectitud ética difícilmente igualable y que con su ejemplo, antes y ahora, demuestra que no todas las personas que se dedican a la política son iguales.