«Hay personas que luchan un día y son buenas. Hoy otras que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenas. Pero hay las que luchan toda la vida. Esas son las imprescindibles».

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Parece que Bertolt Brecht hubiera ... conocido a Marcelino Gutiérrez. Seguramente habrá sido así. Desde que nos dejó le he estado dando muchas vueltas a la cabeza y no sé ni dónde colocar la primera letra. Superada la ira y el golpazo inicial, quiero recordar que colideraste un proyecto ilusionante, bonito y necesario. Un proyecto que diferenció de raíz a tu periódico y dio alas a una colaboración muy potente entre la escuela y el periodismo; entre EL COMERCIO y el, entonces puntero, CP Miguel de Cervantes. El proyecto se concretó en AXT, Albanta Xixón Transmedia: la creación de un medio de comunicación como proyecto educativo en un colegio, apoyado por una verdadera escuela de periodismo. El objetivo sería desarrollar las competencias y la opinión crítica, que las nuevas generaciones y cualquier ciudadano o ciudadana debería tener, todo ello a través de la comunicación.

Todo empezó con una reunión un 16 de agosto, fecha en la que solo los locos apasionados por su profesión deciden dedicar parte de sus vacaciones y tiempo personal para juntarse y 'parir' un proyecto de innovación como este. Olga Esteban, José Luis Sagredo, Marce y yo misma nos pusimos, en un 'cafetín' enfrente de la redacción, a diseñar y programar acciones para llevar nuestra idea-pasión a niños y jóvenes contribuyendo, así, a la creación de una sociedad más crítica y mejor.

Así nació AXT y la Escuela de Periodismo en el Cervantes, que supuso para este colegio toda una renovación metodológica, una mejora de la calidad de enseñanza y muchas vocaciones periodísticas en el alumnado. Su trabajo y la calidad del mismo se puede disfrutar en https://axt.elcomercio.es.

Marcelino puso todo su empeño, su saber, su estrategia y su persona para que este proyecto fuera referente en Asturias y en España. Por todo ello, considero imprescindible su continuidad con otras gentes, con otros coles, con otra mirada, pero con la misma fundamentación, pasión y determinación. Nada me gustaría más que rendirle el mejor homenaje posible. Recojamos su filosofía, su filantropía, su potencialidad y hagamos que AXT vuelva a brillar desde EL COMERCIO, su casa cuna y se extienda por el mayor número de centros educativos que sabemos que están interesados en ello. Esta historia no tendría mejor final que darle su nombre y su alma: Escuela de Periodismo Marcelino Gutiérrez.

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