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El gasto militar es el mejor tema que encuentra la demagogia política para confundir a la gente. Estos días asistimos a una nueva discrepancia en la coalición que integra el Gobierno de Pedro Sánchez: Podemos, como viene siendo habitual, aprovecha cualquier oportunidad para adquirir protagonismo ... entre sus parroquianos y esta es una ocasión excelente para discrepar. Es absurdo -argumentan- gastar dinero en armas cuando hay tantas necesidades que apremian.
Olvidan los podemitas y aliados, por desconocimiento o por oportunismo, que un país necesita garantizar su independencia y seguridad y eso no se consigue sin contar con los medios adecuados. La prueba más elocuente es que todos los países tienen sus sistemas de defensa garantizados por armas actualizadas. España tiene su defensa compartida con su alianza a la OTAN, que en circunstancias como las actuales se revela más necesaria.
Pero hay que añadir que lejos de ser un miembro generoso de la alianza, España es un socio rácano: es el país europeo que gasta menos en defensa después de Luxemburgo. Incumple reiteradamente las exigencias de que cada miembro incremente anualmente un dos por ciento su presupuesto para gastos militares, algo que hacen los restantes miembros.
Invertir en defensa es seguridad e implica ganarse respeto internacional. Garantiza la defensa propia y contribuye a la ajena. La imagen de España en el mundo, tan menospreciada en el pasado, mejoró espectacularmente cuando nuestras tropas comenzaron a colaborar de manera ejemplar en el mantenimiento de la paz entre otros países. La paz es un objetivo prioritario en nuestra sociedad y de su alteración surgen problemas que nos afectan.
Lo estamos viviendo estos días, en que sufrimos las consecuencias económicas de la guerra de Ucrania. Mantener la estabilidad mundial es invertir en bienestar colectivo, en desarrollo y progreso. Sorprende que en España haya tantas personas interesadas en frenar nuestro sistema defensivo. Puede entenderse tratándose de grupos independentistas, que saben que las fuerzas armadas son la garantía de la unidad, una razón más para mantenerlas actualizadas.
Pero extraña que tantos olviden además que nuestro país sufre riesgo de manera especial cuando se trata de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. Las dos son objeto de una reivindicación territorial por parte de Marruecos, un país armamentísticamente bien equipado que continuamente moderniza y renueva sus arsenales. España está amenazada en su flanco sur y ningún gobernante sensato debe despreocuparse.
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