Secciones
Servicios
Destacamos
Un campeonato mundial de fútbol siempre despierta expectación y con frecuencia polémicas, cuando no sospechas. Las apuestas por quién será el ganador empiezan prácticamente desde el primer momento en que el balón echa a rodar por el césped. De partida hay varias selecciones que parten ... como favoritas, aunque luego surjan las sorpresas, como las que han ofrecido Arabia Saudita y Japón, con las que nadie contaba dada su modestia, venciendo a dos de ellas, Argentina y Alemania.
Pero esto es en los estadios asfixiantes de Qatar, seguramente los más inadecuados para disputar una competición tan reñida, con el calor que hace que las fuerzas físicas de los jugadores flaqueen y hasta corran peligro. En la realidad, la incertidumbre sobre los ganadores es nula: unos cuantos personajes que carecen de prejuicios y han encontrado en el fútbol y la pasión de los aficionados, que todo lo tapa, la mejor y más descarada oportunidad de forrarse, como suele decirse.
Hay dos circunstancias que confluyen en el despilfarro de millones que se está produciendo desde el momento en que la desprestigiada FIFA tragó con la oferta de las más que millonarias autoridades cataríes para llevarse allí el campeonato, sin tener en cuenta los múltiples factores que lo desaconsejaban. Al margen de las circunstancias climatológicas, Qatar es un pequeño país que rebosa millones fruto de su subsuelo inundado de petróleo, sin que su riqueza impida la ausencia de libertades o la discriminación que empieza por las mujeres o los homosexuales..
Los jerifaltes que gobiernan, encabezados por el emir Tamin bin Hamad Al Thani, formados casi todos en las universidades más elitistas del Reino Unido o los Estados Unidos, quieren darle a su país una imagen moderna y progresista, aunque sin permitir que sus esposas o concubinas salgan a la calle con la cara descubierta, puedan abrir una cuenta a su nombre en el banco o ir al médico solas cuando sufren algún problema de salud.
Salvo el fanatismo religioso, todo lo demás se arregla con raudales de dólares o euros. Por dinero, que nada falte; saben muy bien que todo es asequible pagando sin regatear. El Mundial de Fútbol se juega allí porque los millones han circulado por las cuentas secretas de algunos, sin que nadie denunciase o enrojeciese de vergüenza. De momento ya está convirtiéndose en el Mundial que ha despertado más críticas y eso que sólo acaba de empezar. Todo está bajo una sospecha generalizada, de la que injustamente en muchos casos no se libran ni los altos cargos ni los utililleros de los equipos.
¡Ay de los árbitros que cometan un error, del delantero que falle un penalti o del seleccionador que se equivoque en la táctica del partido! La honradez de muchos va a despertar dudas y acusaciones injustas. Pero, entre tanta corrupción por arriba, ¿cómo no pensar que los millones también circulen a ras de tierra por los terrenos de juego. En fin, seguiremos esperando a ver qué selección acaba alzándose con el triunfo. Lo que no ofrece duda ya es quiénes han sido o están siendo los verdaderos ganadores.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Nuestra selección
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.