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En una entrevista al diario británico 'The Guardian', el ministro Garzón volvió a reclamar una reducción de consumo de carne y destacó que la ganadería ... extensiva es más sostenible que las macro granjas, que aumentan el maltrato animal, contaminan más el suelo y el agua y producen una carne de menor calidad.
Estas manifestaciones han suscitado una tormenta de ataques, que han hecho de los titulares reducidos de las palabras del ministro el tema de 'información' sustitutorio de los premios de lotería o de las cabalgatas de los Reyes Magos, y que no se hable de la propuesta de la presidenta de la Unión Europea de considerar ecológicas a las centrales nucleares, o de la reforma laboral u otros temas políticos que deberían ocupar la actualidad.
Personalmente, me resulta sorprendente que un tema como el de la producción y consumo de carne, que lleva muchos años de estudio y de diálogo social y científico, sea considerado como un despropósito impertinente. Hace ya mas de medio siglo pude experimentar cómo se abordaba este asunto en Francia y la aplicación que hacían de él los ganaderos bretones con los que tuve la suerte de convivir e intercambiar formas de vida. Los sindicatos agrarios de Bretaña apostaban claramente por las explotaciones ganaderas familiares, extensivas, basadas principalmente en el pasto, como todavía sucede en Asturias (por cierto que el ministro en cuestión la cita como modelo a seguir en su maltratada entrevista).
Recuerdo en el mismo sentido las afirmaciones del catedrático emérito de la Facultad de Veterinaria de León, Eduardo Zurita, que afirmaba rotundamente que las condiciones de clima templado y húmedo de Asturias eran las mejores para la ganadería de pastos de Europa, donde en general los inviernos duran muchos meses e imposibilitan la no estabulación del ganado.
La ganadería extensiva ayuda a evitar la despoblación del mundo rural, evita incendios, evita el maltrato animal (no hay hacinamiento), tiene más bajo impacto de consumo de recursos naturales (pasto natural), regula mejor los ciclos del suelo y del agua, consume menos antibióticos y tiene mejor gusto. Este modelo de explotación familiar es el que puede mantener vivo el mundo rural asturiano, y el que debe suscitar todos los apoyo de la Administración, de los sindicatos ganaderos y de los consumidores.
La ganadería intensiva consume pienso (cereales, en competencia con la alimentación humana) y concentra la orina (purinas) que contaminan el suelo y el agua y causan un gravísimo deterioro al medio ambiente, al medio de vida. Pretender extender en Asturias macrogranjas de miles de cabezas de ganado solo puede interesar a grupos de capital exógeno, que buscan en España extender macroexplotaciones que están prohibidas en Holanda o en Francia
Permítaseme citar y resumir el escrito de Carlos A. González Svatetz, investigador emérito de la Unidad de Nutrición y Cáncer del Instituto Catalán de Oncología (ICO): «Cabe preguntarse qué factores determinan este tipo de descalificaciones que van en contra de todas las evidencias científicas que exigen una alimentación sostenible. Creo que este negacionismo de la ciencia está generado en la potencia y presión de la industria cárnica en España. Industria con un volumen de negocio de alrededor de 26.000 millones de euros anuales y que es la cuarta más importante, tras automocion, petróleo y energía eléctrica. ¿Se va dejar el Gobierno presionar por esos intereses? ¿Pasará algo similar a lo de las petroleras, que para no afectar sus intereses se demoró demasiado tiempo el promover energías alternativas? La revista 'Science' (2020) ha alertado de que no es suficiente sustituir energías fósiles por energía verde para cumplir con los objetivos del acuerdo de París, que es imprescindible también cambiar el modelo alimentario. La situación hoy no permite más dilaciones. El mundo no tolera declaraciones frívolas ni un negacionismo sin fundamento. Está en juego nuestra salud y la vida del planeta».
No se trata de no comer sino de comer bien, sano, y de proximidad. Como dice la gente del pueblo, 'nada como lo de casa'. Y en cuanto a las declaraciones realmente hechas por el ministro no se fíe de ningún comentario sin antes leerlas.
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