El infierno es un 'call center', una caldera diabólica desde la que los tentáculos del comercio nos llaman a un numero que nunca les facilitamos. Invadiendo intimidades, interrumpiendo siestas y coitos para ofrecernos algo que no solicitamos. La precariedad dominante tolera cualquier capricho de los ... contratantes: «Necesitamos a alguien que hable portugués para atender a españoles desde Lisboa», rezaba una de esas ofertas, como quién pide conocimientos de soldadura para repartir bombonas de butano. La proliferación de la atención telefónica y el hecho de que haya más animales de compañía que niños, no significa ni un paso adelante hacia el futuro ni una mayor conciencia a favor del mundo animal. Es la prueba del fracaso de la relación personal y de la cancelación del futuro a causa de la precariedad. La distopía se ha hecho realidad y al poder de los oligopolios se añade el de los burócratas trasnacionales y jueces con carné.
Publicidad
La emergencia ha llegado para quedarse porque quien está amedrantado y acuciado no se fija en el precio, conformándose con la supervivencia. Los aullidos que antes conmovían a la masa ahora están pasados por el 'autotune' y solo producen sonidos afinados, que encima pretenden hacer pasar por música de verdad. La tabla de equivalencias ha sido trucada de forma que tenga el mismo valor un rebuzno que un aria de ópera. Vivimos con la amenaza de que cualquier alternativa será aún peor que lo que hoy tenemos, con la consigna de que el capitalismo pude que sea injusto, pero el estalinismo es criminal. El menú que se ofrece no es que sea muy amplio: ansiedad o depresión, maltrato o soledad y, de postre, noticias falsas o dogmatismo. Todo ello regado con todo tipo de drogas legales o ilegales. Las cosas en las que alguna vez hemos creído como colectivo, nos persiguen obstinadamente. Cambiar de idea está mal visto y cualquier cuestionamiento de la receta vencedora puede resultar fatal. La modernidad que la izquierda debería defender es cosmopolita -internacionalista sin evangelizar-, tecnológica y democrática. Es el momento de ofrecer soluciones reales porque los cantos de sirena solo son una nana para bobos. La polilla solo muere cuando se topa con la buena madera y esa brilla por su ausencia, ahogada por el aglomerado fabricado en China con patente sueca. La modernidad naufraga en un mar de plástico, que navega a la deriva ensuciando otros océanos inocentes. Los gurús de la gestión ponen toda la responsabilidad en nuestras manos: reinvéntate o desaparece, baila nuestra música o serás reemplazado por la máquina o alguno de sus eunucos. Todas las sociedades sienten la necesidad de 'hacer historia', aunque sea a costa de legitimar tiranos con una pelota. Feliz 2023.
3 meses por solo 1€/mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.