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Practicar el fútbol fácil es muy difícil. Hay juegos que son así de paradójicos. El fútbol fácil es el que lleva el balón a las cercanías del área contraria con aparente facilidad y es propio de los buenos equipos de cada categoría. Puede ser en ... tres pases o en catorce, puede desarrollarse rápida o parsimoniosamente, pero lo que todas estas variantes del fútbol fácil tienen en común es que en todo caso se produce con cierta suavidad casi lindante con la placidez que, sin embargo, no exime del esfuerzo de correr ni mucho menos libera de sufrir el habitual castigo de múltiples pisotones y alguna patada. Eso sí, llegado el balón a esos tres cuartos de campo se acabó la facilidad, el cuarto de campo restante es difícil hasta para quienes practican con toda solvencia el fútbol fácil, lo que provoca que no siempre gane el mejor ni el que mejor juega, lo que, a su vez, alimenta esperanza en los humildes y abona el interés de las parroquias en un espectáculo objetivamente cada vez más aburrido.
La gestación del fútbol fácil radica en algo que no se ve y solo se aprecia en sus efectos. En el fútbol fácil cada pase, frecuentemente corto, va al sitio adecuado con la potencia debida. Quien lo recibe no necesita, pues, forzar el gesto ni hacer alarde alguno pero debe, a su vez, efectuar el control adecuado, levantar la mirada y continuar el proceso fácil mandando, de nuevo, el balón al sitio adecuado con la potencia debida. Si se hace así nada revelará ni dificultad ni excelencia, es decir, el fútbol parecerá fácil y no necesitado de gran técnica. La dificultad del fútbol fácil, es decir, la gran técnica necesaria para practicarlo, se aprecia mucho mejor viendo el fútbol difícil, en el que el pase no va al sitio adecuado o no va con la potencia debida o la recepción es defectuosa e hilvanar tres pases seguidos hacia delante se convierte en hazaña al alcance de muy pocos porque hay que ser muy bueno para recibir una piedra y hacer de ella un balón.
El fútbol fácil no abunda por aquí. En la actual plantilla del Sporting apenas lo practica nadie. A los que lo practicaban en la última década se les abrió pronto la puerta de salida. El Sporting practica el fútbol difícil, por eso no es fácil y tiene mucho mérito jugar bien en el Sporting.
Pero, ojo, el fútbol fácil, digamos clásico, tiene su manierismo estéril que consiste en llegar a olvidarse de lo difícil, donde está siempre el gol. En casos especialmente graves este olvido alcanza, incluso, a la transformación de penaltis.
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