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Es increíble. A pesar de que el frío de cada otoño ya está en puertas, aún ningún inventor ha patentado el radiador barato para pobres energéticos. El precio de la luz anda por las nubes, la raya del termómetro a ras de tierra, y todavía ... no hay en el mercado un calefactor económico que abrigue a quienes sufrirán frío doméstico, incómodo e invivible. Y mira que es fácil... Basta una placa solar en el alféizar, un cable que pase por un agujero de la ventana, y el radiador colgado en la pared de adentro. En las autocaravanas que pululan por los aparcamientos gratuitos se pueden ver útiles modelos de placa solar, de paneles fotovoltaicos de andar por casa, con las que los modernos nómadas hacen las veces del fuego paleolítico. Porque ahora, en un mundo hiperdesarrollado, para obtener de manera fácil algún calor no es preciso arrimarse a la lava de un volcán, o frotar palito contra palito como un papúa, que basta con una plaquita como la que usan barcos, naves espaciales, algunas farolas o los postes de control de parking, y con ella los arrecidos tendrían una arma idónea para afrontar las crudas estaciones que se avecinan. Y eso, ahora, es muy fácil de hacer.

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elcomercio Frío de otoño