Secciones
Servicios
Destacamos
Tal parece que la reforma del Estatuto de Autonomía se ha acabado. Al menos, eso da la impresión después de que nuestro presidente, Adrián Barbón, lo certificase en la Junta al hablar de fracaso. Es decir, no hay los 27 votos necesarios para llevarla a ... cabo. Por el medio, hubo todo un espectáculo de nuestra clase política incapaz de renovar una norma que cumple 40 años. Desde luego, lo vivido en cierta manera nos retrata. Es el epílogo a una Asturias anclada en el inmovilismo. Esto es, donde el no hacer nada representa un trabajo. En otras comunidades, sus estatutos han sido renovados sin mayores problemas. Sin embargo, aquí siempre tenemos algo a lo que echarle la culpa. En este caso, el bable. Punto de conflicto permanente y que ha impedido que las fuerzas de la derecha se sumasen a un acuerdo. Pregunto, de no haberse planteado la oficialidad del asturiano, ¿estamos seguros de que hubiese salido adelante? Sinceramente, tampoco lo tengo tan claro.
Desde un primer momento, el PSOE planteó esta reforma estatutaria de manera tímida. Bien a las claras, los socialistas se movían también en un debate interno (que no público) sobre la llingua, aunque aprobasen su cooficialidad en el congreso de 2017. De hecho, su propuesta inicial para el resto de los grupos parlamentarios era un documento muy simple.
Ganas de reforma, lo que se dice ganas, tampoco es que se le hayan visto muchas a la FSA. Dicho de otra manera: se han agarrado a negar la bajada impositiva exigida por Foro como a un clavo ardiendo. Sumarse a IU en el «no bajarán» representa una solución para salir de este asunto sin daños colaterales. Máxime, cuando Podemos cedió y propuso una pequeña rebaja fiscal, acogida por el PP como si fuese un nuevo marco tributario para Asturias.
En definitiva, que los socialistas querían alejarse de este torbellino, no vaya a ser que les engullese. Por el contrario, tanto Podemos como Izquierda Unida eran quienes más tenían que ganar. Sus bases apoyan el asturiano sin fisuras. Eso sí, pedirle a IU que haga concesiones en materia fiscal es impensable: en nuestro paraíso natural el contribuyente está para pagar las facturas de lo público.
Al final, se ha impuesto la dialéctica ideológica izquierda-derecha que forman los bloques clásicos. Se ha notado en exceso que no existe el regionalismo (o es muy débil) como fuerza de contrapeso. Sin duda, un espacio político escaso en Asturias y que hubiese cambiado las cosas.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Nuestra selección
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.