Las (no) fiestas
JOSÉ MANUEL BALBUENA
Jueves, 12 de agosto 2021, 00:55
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JOSÉ MANUEL BALBUENA
Jueves, 12 de agosto 2021, 00:55
No cabe duda de que los concejos asturianos han hecho su trabajo en la lucha contra la covid. Hablo de que casi la totalidad ha suspendido sus fiestas y reducido los eventos al mínimo preservando las medidas de seguridad. Desde luego, nada se les puede ... reprochar. También que existen bases legales para que estas concentraciones ilegales de personas no se produzcan. Me refiero, claro, al sistema 'cuatro plus' del Principado que en los municipios donde se aplica directamente las prohíbe. Recuerden que las reuniones son con un máximo de seis personas en interior y diez en el exterior. Tampoco se puede criticar a las fuerzas de seguridad (locales o estatales), porque, bien es cierto, no es fácil enfrentarse a una turbamulta que ha abusado del agua de fuego. En muchas ocasiones, incluso ponen en riesgo su propia integridad física al ser recibidos a botellazos o pedradas. Entonces, ¿qué está fallando? ¿Por qué el fin de semana pasado -y previsiblemente este próximo también- en los concejos más turísticos de nuestro paraíso natural se produce semejante desmadre? ¿Por qué las (no) fiestas van cada vez a más y atraen a mayor cantidad de gente que el año pasado?
La principal razón, claro, está en nosotros mismos. En nuestra inconsciencia y falta de memoria ante lo vivido con la pandemia. Digamos que está en la propia condición humana volver a tropezar en la misma piedra. No tenemos remedio. Ahora bien, dicho esto, hay otros motivos que han envalentonado a algunos a la hora de colonizar (botella en mano) los espacios públicos. Entre ellos, que el Tribunal Constitucional haya tumbado el primer estado de alarma. Muchos interpretaron con esta sentencia que sus actos van a quedar impunes, además de representar un varapalo para quienes tuvieron que luchar por cumplir las normas. Además, no ayudó nada el Gobierno central cuando decretó oficiosamente el fin de la pandemia por segunda vez. Hicieron creer al ciudadano de a pie que se «había vencido al virus» cuando no era así. La quinta ola nos ha golpeado con dureza y la vacunación no llegó a tiempo para impedirla. Es más, nada hace pensar que ante una sexta volvamos a estar igual. Es decir, con un Estado que se inhibe de sus responsabilidades, dejando a las comunidades autónomas a su libre albedrío. En Asturias no hay toque de queda nocturno porque lo rechazaron los tribunales, pero en Cantabria, Cataluña o Navarra sí. ¡Sálvese quien pueda!
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