«Somos gente de campo, necesitamos la brisa marina y el olor a prado. Además nuestro concepto y estilo de vida no encaja en una gran (ni pequeña) ciudad. Alenda está en una aldea de doce personas y esperamos que así siga por mucho tiempo». ... Con esas reflexiones afrontan presente y futuro la pareja formada por Iñaki Gómez, el cocinero y su dulce y risueña Lola Palacio. A Iñaki le gusta cocinar todo tipo de pescados, sobre todo si son de proximidad. Es su identidad. Entiende que la mar es mágica. A veces ofrece un producto y al día siguiente otro, pero para él lo importante es adaptarse a lo que el mar regala. En definitiva, quiere ser fiel a sí mismo, a lo que él es, dejando que fluyan sus pensamientos. Cuando está delante de un producto, sea un pescado fresco o una verdura, siente que le 'hablan' y le dicen qué cocción y elaboración debe de hacer para ensalzar su sabor. Su cocina es contemporánea e intuitiva, de sensaciones… basada en la tradición de fondo y guiso. Se muestra como cocinero de territorio, con arraigo y discurso natural. «Me gusta cocinar Asturias».

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Pero no siempre su sello personal ha estado estampado en la cocina. Su ilusión primaria se centraba en la música. De hecho quería ser productor musical, pero siendo aún muy joven, el verano anterior a tener que decidir cuál iba a ser su futuro como estudiante, fue requerido por su tía para pedirle ayuda. Ésta regentaba un local de hostelería en Palencia, donde además de carta, era muy demandado su menú del día. Allí le picó el bicho de los fogones, contagiándolo e induciéndole a tomar la decisión de matricularse para estudiar en la Escuela de Hostelería de Llanes.

La semilla de Alenda se plantó cuando se conocieron él y Lola, de cuya unión surgió el hechizo. Alenda, en la aldea de Castiello de Selorio, en el concejo de Villaviciosa, influenciada por la ría y el mar, es un ensamblaje de la pasión de ambos, de la exploración de nuevas ideas, de un estilo de vida, cargado de ilusiones de futuro. Ocupa un espacio que enamora, en una acogedora casita rural. Del gusto de las manos de Lola surge la calidez de la decoración y cuantos detalles adornan la relajante ambientación, así como el fértil cultivo de las verduras de su propio huerto que circunda la casa y del que se proveen, con la permacultura como filosofía de vida sostenible. Iñaki, Lola, enhorabuena por tan merecida Caldereta, con la que, a buen seguro, vais a cocinar un prometedor y sustancioso porvenir.

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