Secciones
Servicios
Destacamos
Hollar los senderos del camino hasta Compostela –cauce de caudal humano, espiritual y cultural, además de gastronómico– está al alcance del que se lo proponga. Los condumios tradicionales que se ofrecen al peregrino sirven para reponer energías y no cejar en el empeño hasta llegar ... a la plaza del Obradoiro. Desde siempre, en algún momento, habremos escuchado alusiones, relatos o leyendas acerca de este Patrimonio de la Humanidad que es el Camino, tangible e intangible, y que quizá espolee esa idea algo difusa de que es por donde pasa, y también impulse la inquietud que invite a adentrarnos en él, hasta desembocar en Compostela: «Campo de las estrellas», con el consiguiente júbilo del reto superado. Antes que nada, cabe resaltar que el Camino de Santiago se compone de muchas variantes: Inglés, del Norte, La Plata, Sanabrés, Primitivo, incluyendo el denominado Francés que entra en España por Roncesvalles y desemboca en la Catedral compostelana. Cada una de estas arterias históricas comportan sus alegrías gastronómicas, en las que se deposita buena parte de las esperanzas para encontrar fuerzas que eviten la flaqueza durante cada etapa. Por peculiar y por nuestro, nos adentraremos por el Camino Primitivo, que comprende desde Oviedo hasta Compostela, pasando por Lugo.
La primera Ruta Jacobea creada bajo el reinado de Alfonso II El Casto –que tenía su inicio en la basílica de San Salvador, donde hoy tiene asiento la Catedral de Oviedo– generó un importante movimiento de peregrinos tras el anunciado hallazgo de los restos del apóstol Santiago en Compostela. Existe un adagio, una cita francófona, nacida de la época, que reza: «El que visita a Santiago y no al Salvador, alaba al criado y olvida al señor». En Asturias, como en cualquier otro ámbito propio de las peregrinaciones cristianas, se levantaron hospederías conocidas con el nombre de hospitales o alberguerías con la misión de restaurar los cuerpos cansados y hambrientos, dando lugar al nacimiento de la hostelería.
Naturalmente cabe pensar que en estos establecimientos no existía el menor lujo. Se trataba de ofrecer al viajero las atenciones mínimas, dentro de una manifiesta modestia. La alimentación en el ámbito rural del Camino Primitivo estaba supeditada a lo que la naturaleza prestaba para el consumo local, lo cercano.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Nuestra selección
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.