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Durante décadas Europa occidental se miró en el espejo yanqui, porque Estados Unidos era símbolo de pleno empleo y prosperidad económica. Bueno, se miró, pero de lado, porque en esta parte del Atlántico siempre pesó más cómo repartir la tarta que el hacerla mayor y ... por eso ahora ya no hay tarta para repartir. Esa Europa esquizofrénica que envidiaba el estilo de vida norteamericano, pero que a la vez llenaba las paredes de pintadas del estilo 'Yankee go home' (Yanqui, vete a casa). Aunque peor estaba la otra parte de Europa, la Oriental, o sea la que pertenecía al bloque del denominado Telón de Acero, la cual bastante tuvo con soportar las rigideces y penurias del sistema soviético y, ahora, con intentar seguir a rebufo de la parte occidental.
Pero al otro lado del Atlántico, el espejo se está deformando como en aquellas atracciones que había cuando éramos niños en las que uno podía verse muy gordo o muy delgado. La locomotora USA parece que se gripa o atasca, porque los datos del empleo apuntan a cierta debilidad y el desempleo ya está en el 6,1%, algo que a muchos aquí les causará asombro, ya que estamos acostumbrados a convivir con tasas entre el 10% y el 20% como si fuese la cosa más normal del mundo. Además, la inflación empieza a asomar en la economía norteamericana, lo cual podría obligar a la FED, presidida por Jerome Powell, a tener que elegir entre dos males. Por un lado, mantener los tipos de interés en mínimos históricos y dejar que la inflación se dispare, lo cual dañaría gravemente a la economía, o subir los tipos de interés con lo cual el empleo sufriría un gran frenazo. O, también podríamos estar en los albores del inicio de una nueva estanflación, fenómeno sucedido a finales de los setenta, cuando contradiciendo lo que pronosticaba la famosa 'Curva de Philips' que estudiábamos en Teoría Económica, crecieron a la vez el paro y la inflación.
Todo esto sucede en un escenario en el que el tándem Biden&Harris acaba de poner en marcha un paquete de estímulos a la economía por valor de 1,9 billones de dólares, a lo que hay que sumar otros 2,25 billones de dólares que serán inyectados a través del 'America Jobs Plan' (Plan de Empleo Americano), presentado en Pittsburgh (Pensilvania) y que se financiarán con una gran subida impositiva. Es decir, ahora es Estados Unidos el que se mira en el espejo de Europa y pone en marcha políticas económicas semejantes a las que se implantan en el Viejo Continente desde hace décadas. O sea, más gasto público, más ayudas, más subvenciones y más impuestos.
Apunta el brillante economista Mohamed El-Erian que «cuando se opta por meter el pez en la boca en lugar de salir a pescar, al final no hay peces ni se sabe pescar». Es curioso que en países como España, aquejados de problemas de natalidad, los gobiernos sigan pensando que la gente va a tener más hijos por el hecho de tener una pequeña desgravación en la declaración de la renta, en lugar de dotar de suficientes plazas de guarderías para que los padres puedan compatibilizar el trabajo con la atención a sus hijos, o buscar que la economía sea dinámica para que esos aspirantes a padres puedan tener la certeza de que tendrán siempre un empleo digno, lo cual no quiere decir que tenga que ser siempre el mismo empleo.
Según El-Erian, pese a que Estados Unidos es una economía poco regulada, la legislación laboral no es tan flexible como debería para hacer frente a una realidad tan dinámica y cambiante como la actual, con nuevas tecnologías, nuevos empleos y todo ello en un mundo globalizado. Si eso ocurre allí, da vértigo pensar lo que pasará en España, con una legislación laboral artrítica y falsamente proteccionista, que condena a los jóvenes a no tener empleo, a emigrar o a tener un empleo precario de por vida. Todo ello bajo el cínico paraguas del proteccionismo laboral, el cual solo hace dividir a la población en dos: por un lado, aquellos que pueden disfrutar de ese proteccionismo y, por otro, sus lacayos y víctimas. Para los primeros hay privilegios, para los segundos subsidios.
Volviendo al AJP (America Jobs Plan), el dinero se canalizará en cuatro áreas de empleo que son las siguientes: 'Reconstrucción de infraestructuras', dotada con 620.000 millones de dólares; 'Potenciar el acceso a la Banda Ancha', con 650.000 millones; 'Atención a personas discapacitadas' con 400.000 millones, y 'Potenciar la Investigación', a la cual se dotará con 580.000 millones de dólares. Pero, como dice el gurú de las finanzas Ray Dalio, cualquier plan económico tiene que estar sustentado sobre la palabra mágica 'productividad', y ahí radica la clave de todo. Dalio manifestó al 'Wall Street Journal' que «teme que la inflación vaya a desbocarse y que la productividad esté frenando su crecimiento», lo cual apunta a un escenario de estanflación. No obstante, puede que el AJP no sea la panacea y que la economía yanqui vaya a sufrir en el futuro, pero ese plan es mil veces mejor que pensar crecer a base de establecer infinidad de obligaciones burocráticas telemáticas a los autónomos y pequeñas empresas, que es lo que se hace aquí, a la vez que se distrae a la población con surrealistas problemas imaginarios.
El dinero siempre ha movido el mundo, pero hay valores que han aupado a la sociedad occidental al lugar preeminente que ocupa o, mejor dicho, ocupó, como son el valor de la palabra, el honor, el valor del trabajo bien hecho, etc. Pero desde hace tiempo se ha impuesto una máxima que dice «entre el honor y el dinero, lo segundo es lo primero», y cuando se elije eso al final no hay ni honor ni dinero.
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