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El que fuera jugador y entrenador del Real Madrid, el argentino Jorge Valdano, hombre de verbo fácil, acuñó aquella famosa frase que decía «Los pájaros disparando a las escopetas», referida a las situaciones en las que el mundo está al revés. Valdano ideó su frase ... viendo un partido entre el Real Madrid y el Nápoles, cuando observó perplejo que el defensa madridista Chendo, el cual tenía como misión realizar un marcaje férreo al astro recientemente fallecido Maradona, se dedicaba en cambio a hacerle caños al 'Pelusa', cuando todo el mundo esperaba lo contrario. Esa frase tan descriptiva es aplicable a muchas situaciones en la vida y lo que les detallo a continuación es un claro ejemplo.
Estudios del Consejo de Economistas respecto a la fiscalidad autonómica en España, permiten extraer tres conclusiones asombrosas:
1- En España hay nada menos que 82 impuestos diferentes gestionados por las comunidades autónomas y, lo que es peor, incluso los que son comunes a varias CCAA también tienen diferente desarrollo legal (hecho imponible, deducciones, exenciones, tarifas, etc.) en cada una de ellas. Ese dato por sí solo ya debería hacernos reflexionar, ya que esa intrincada maraña fiscal rompe el mercado único y resta seguridad jurídica al ciudadano, que se ve incapaz de poder cumplir con una legislación que es sencillamente inabarcable.
2- Hay una gran inestabilidad legal y se producen cambios continuos, hasta el punto de que dichos impuestos autonómicos han tenido durante el 2018 nada menos que 732 modificaciones legales.
3- Toda esa descomunal maraña legal sólo sirve para generar el 2,1% de los ingresos que tienen dichas CC AA al año.
Es decir, estamos ante un escenario de extraordinaria complejidad legal, que impide cualquier tipo de planificación personal y empresarial, genera inseguridad jurídica, implica grandes costes indirectos de gestión y que... ¡Genera pérdidas!, porque es evidente que los costes de gestión (personal, etc.) de dichos impuestos son muy superiores a ese pírrico 2,1% de los ingresos que generan. Llegamos así a un punto en el que es evidente que si se suprimiesen todos esos impuestos autonómicos, saldrían beneficiados tanto el ciudadano como la Administración pública. Pero, entonces ¿Por qué existen?
La respuesta nos la proporciona Robert Aumann, genial matemático alemán-israelí, Premio Nobel de Economía del año 2005, compartido con Thomas Schelling. Aumann, gran experto en Teoría de Juegos, participó en negociaciones de conflictos bélicos y en situaciones de especial conflictividad como prolongadas huelgas. Sostiene que cuando dos partes hacen algo que perjudica a ambas es porque hay un tercero que tiene poder oculto y que es quien realmente maneja los intereses de al menos una de las partes. Dicho de otro modo, si el mantener esa jungla fiscal es claramente perjudicial para la Administración pública y también para el ciudadano, dichos impuestos se mantienen porque son el alimento de la burocracia y de los que viven de ella. Aumann resalta que esas situaciones, aparentemente irracionales pero que responden a un interés oculto, pueden enquistarse y prolongarse en el tiempo si no hay algún tipo de factor externo que altere las reglas de juego de la partida. Estamos ante una situación en la cual el ciudadano está al servicio de la burocracia de la administración y no la administración al servicio del ciudadano. O sea, el mundo al revés o, como decía Valdano, los pájaros disparando a las escopetas.
El sociólogo británico Thomas Marshall define el estado del bienestar como una especie de contrato, en el cual el ciudadano aporta impuestos y recibe a cambio un sistema democrático, una transparencia en las finanzas públicas y una protección en áreas básicas como son sanidad, vivienda, educación... Pero, ¿qué recibimos de todo eso? Cuando hay una pirámide poblacional envejecida, que hace que las necesidades sean mayores que los ingresos para satisfacerlas, y cuando a lo largo de varias décadas las finanzas públicas se gestionan de forma muy deficiente, es muy difícil que el estado del bienestar pueda sobrevivir. Pero, el golpe de gracia llega cuando para alimentar y justificar la innecesaria existencia de lobbies o grupos de poder burócrata que deberían de servir al ciudadano, se diseña una complejísima, ineficiente y deficitaria red recaudatoria. En ese punto, los déficits públicos se disparan, la deuda aumenta y el ciudadano se desanima porque siente que está peleando solo en una especie de jungla vietnamita, en la que ya no tiene claro cuál es el fuego amigo y cuál el enemigo, porque todos le disparan.
Volviendo a la Teoría de Juegos y a las anécdotas futbolísticas, el checo Panenka, ideó una curiosa forma de lanzar un penalty que consistía en tirarlo suave y al centro, con la esperanza de que el portero se moviese. Panenka confesaba en una entrevista que «cuando no sabes qué hacer, lo mejor es lo más fácil, suele salir bien... Hasta que te pillan el truco». Así funciona la política y por eso nadie pone el cascabel al gato, porque la política es cortoplacista siempre. Pero, también justo por eso, el contrato al que se refiere Marshall ya está roto y el estado del bienestar se ha transformado en el estado del malestar, dominado por la burocracia y ha generado una sociedad fracturada entre administración y administrados.
Firmado: un administrado.
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