España sufre un desempleo muy superior al que tienen la mayoría de los demás países europeos, tiene una deuda pública que implica que cada español cuando nace ya llega al mundo debiendo más de 25.000€ y tenemos una pirámide poblacional muy envejecida, que hace ... peligrar todo el sistema de pensiones y que dificulta mantener un sistema sanitario de calidad. A todo eso hay que añadir un país descohesionado, con graves problemas de identidad y dominado por una burocracia ineficiente que ahoga al ciudadano. Además, hay un entorno económico internacional muy complejo y poco favorable.

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Los economistas Roger Myerson (Boston, 1951), vinculado a la Universidad de Chicago, y Eric Maskin (Nueva York, 1950), vinculado a la Universidad de Princeton, fueron laureados con el Premio Nobel de Economía del año 2007 por sus brillantes aportaciones en cuanto a cómo implementar objetivos sociales y económicos de forma eficaz y eficiente. Myerson y Maskin advierten de que cuando un país tiene una situación insostenible es inútil mirar hacia atrás buscando culpables, y defienden que lo que hay que hacer es un diagnóstico realista del problema y buscar soluciones. Pero la política española está dominada por el cortoplacismo, lo cual impide tomar decisiones pensando en el largo plazo porque tendrían un coste electoral en el presente. Dicho de otro modo, nadie pondrá nunca el cascabel al gato. Llegados a este punto, habrá 'un cisne negro' o suceso inesperado que en algún momento hará de cerilla que prenda la mecha y nos convierta en la Grecia de hace años. Lo que hay que hacer está muy claro y se podría resumir en los siguientes puntos:

1. Realizar una reestructuración total y absoluta de todo el entramado político-administrativo gigantesco en el que se ha convertido el país. Hay que priorizar la sanidad, pensiones y educación y meter tijera a fondo en la ineficiente burocracia pública. Seguimos siendo el país que dibujó hace dos siglos el escritor Mariano José de Larra, cuando acuñó su frase mítica de «vuelva usted mañana», refiriéndose a una Administración pública burocratizada y artrítica, que oprime al ciudadano indefenso bajo el cínico argumento de mantener el Estado del Bienestar, cuando dicho entramado está arruinando dicho Estado del Bienestar. Las CC AA y los Ayuntamientos ya dedican casi todo el presupuesto a los gastos de personal, cuando en teoría internet y la telemática deberían haberlo reducido en gran medida.

2. Cambiar la legislación laboral justo en la dirección contraria a lo que se está llevando a cabo. Se trata de facilitar la creación de empleo, no de penalizar y castigar a quien contrata. Los continuos cambios legislativos generan incertidumbre, dudas y ahuyentan a las empresas. Las bonificaciones para la contratación a determinados colectivos discriminan a los demás, e impiden que las empresas contraten al mejor candidato.

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3. Apostar por un sistema educativo de calidad. Los salarios altos no se consiguen mediante leyes, sino con un sistema educativo que forme bien a las personas para su incorporación al mundo laboral el día de mañana. O sea, justo lo contrario de lo que se hace, ya que se regalan los aprobados y luego se les ofrecen ayudas para que malvivan. La denominada 'brecha fiscal', o sea la diferencia entre lo que el trabajador percibe neto al mes y lo que le cuesta a la empresa, al añadir la cotización a la Seguridad Social y la presión fiscal, es muy alta.

4. Reestablecer la división de poderes ideada por Montesquieu (1689-1755) en su famosa obra 'El espíritu de las leyes' (legislativo, ejecutivo y judicial), ya que en España es algo meramente formal y ficticio, lo cual hace que haya más corrupción y un peor manejo del dinero público.

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5. Establecer un sistema fiscal estable, claro y entendible. No una maraña indescifrable y cambiante. Los impuestos son necesarios en cualquier sociedad, pero han de ser recaudados de forma justa y eficiente. En un entorno inflacionario, mantener la misma escala impositiva supone una subida encubierta de impuestos cada año.

España se halla ante una encrucijada en el camino y está tomando, una vez más, el erróneo. Podemos elegir ser como Dinamarca o como Grecia y Venezuela. Un país rico y justo, o uno pobre y subvencionado. Dice un proverbio chino que 'Donde hay un sueño, hay un camino'. Pero no es lo mismo tener un sueño que estar dormido.

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