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La España chusca y chusquera, la cañí, la brutal y execrable, la que te ha de helar el corazón, la asesina, la chulapa, agarena, atávica ... y carpetovetónica, ya nos contó, sabe cuántos somos, nada menos que '26 millones de hijos de puta' y viendo de dónde viene el recuento se supone que somos un rato más que medio país. Gente civilizada por comparación a la barbarie que se propone como solución a los problemas patrios. Ciudadanos que merecemos una verdadera democracia.
Confieso que sentí no miedo de unos chusqueros, sino una profundísima vergüenza por este país por la imagen que llevamos dando desde que Tejero, mancillando su tricornio, disparó en el Congreso (por cierto, ¡todos al suelo! menos Adolfo Suárez, Gutiérrez Mellado y Santiago Carrillo). Esto parece que se quiera convertir, no en una república bananera, sino en una monarquía tribal africana de las peores. Los hutsis y los hutus, unos aprendices; ¡26 millones!
¿De dónde sale tantísimo odio? ¿Dónde esa abominable crueldad? ¿De qué cloaca procede toda esa suciedad?
Como muchas familias provengo de esa España dual de hace ¡84 años! Creo que ya he pasado suficiente vergüenza desde que tengo uso de razón ¿Alguien sabe Historia de verdad? ¿Queda alguien con buena memoria? No, por lo que se ve. ¿Cómo unos paniaguados que cobran pensiones, medallas y otros trofeos, que viven de los presupuestos democráticos de todos nosotros se atreven, aunque sea «de cachondeo», a bromear con la muerte habiendo sido altos mandos militares, cómo se atreven a escribir a la jefatura del Estado para que les apoye?
Esto sucede porque se lo permitimos, sí, aquí no puede haber libertad de expresión cuando se apela a la muerte y cuando se es, incluso en la reserva, alto mando militar. España no es solamente ese Madrid ensimismado de la ultraderecha. Creo sinceramente que deberíamos, antes de lamentar un futuro ruinoso, antes que reformar nuestra Constitución y, urgentemente, asimilarnos con las demás democracias occidentales. La Casa Real también tiene una buena oportunidad para afianzarse.
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