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Directo Maribel Verdú: «Aitana este para mí no es un Goya de Honor, es un Goya de amor»

Escohotado y los flujos de conciencia

El filósofo se pregunta cuánto podrá durar la democracia, cuánto más va a permitirse la tranquilidad en un mundo lleno de idiotas y psicópatas. Aun así, nunca hemos estado mejor, afirma, es un momento de celebración

Domingo, 26 de septiembre 2021, 22:28

Antonio Escohotado se fue a Ibiza para morir. Igual que los antiguos, se separa de la tribu para dejarse fenecer en cualquier lugar discreto. El problema es que la tribu va a Escohotado para hablar con él mientras se muere (que no tengo tan claro ... que lo vaya a hacer tan pronto como él quiere). Entretanto, el periodista Ricardo F. Colmenero le visita para registrar sus últimas palabras en cuerpo mortal ('Los penúltimos días de Escohotado', editado por Esfera de los Libros). Horas y horas, hablando, bebiendo, comiendo. Escohotado se dedica a estudiar fonética noruega, revisa a Kant, permite que su memoria fotográfica se despliegue y habla de leyes persas y de astronáutica, de drogas y poemas en griego. Aprender. Es lo que más placer le provoca a Escohotado. Las leyes penales de China. La genealogía de las drogas. El Real Madrid. Lo que sea. Aprender significa ponerte cerca de las cosas y darte cuenta de que nunca son iguales de lejos que de cerca. Y de cerca te van a obligar a cambiar tus ideas. Nada de prejuicio, solo juicio. Y a través de ello cada individuo está obligado a ser el que es, no a través de sus descendientes, sino de él mismo.

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