¿Por qué unos países triunfan y otros fracasan? A esa interesante pregunta trataron de responder hace una década los economistas Daren Acemoglu y James Robinson, vinculados al MIT y a Harvard, respectivamente. Sus conclusiones quedaron plasmadas en una obra muy didáctica e interesante titulada ' ... Why nations fail?; The origins of Power, Prosperity and Poverty', es decir, '¿Por qué fracasan los países? Los orígenes del Poder, la Prosperidad y la Pobreza'.

Publicidad

Acemoglu y Robinson tuvieron en cuenta para su estudio multidisciplinar aspectos sociológicos, económicos, políticos, religiosos, tecnológicos, etc. y llegaron a la conclusión de que no son las riquezas naturales que el azar dispuso, sino la forma de organizarse de cada sociedad y el tipo de instituciones que la rigen lo que hace que un país sea próspero o pobre. Es evidente que países como Brasil o Argentina tienen todo a favor en cuanto a recursos naturales, extensión, kilómetros de costa y un larguísimo etcétera para ser líderes mundiales y, en cambio, muchos de sus habitantes no viven bien, mientras que otros como los nórdicos (Suecia, Finlandia, Noruega, Dinamarca, etc.) tienen un clima muy adverso y, pese a ello, sus ciudadanos cuentan con un gran nivel de vida.

Otro ejemplo paradigmático sería el de las dos Coreas, ya que mientras que en la del Norte malviven con una renta per cápita inferior a 1.000 dólares por habitante, en Corea del Sur superan los 31.000. Ambos países tienen la misma riqueza natural y entre ambos solo está la línea imaginaria trazada por el Paralelo 38. Y para los que se empeñan en negar la evidencia, no hay ningún surcoreano que quiera ir a vivir al norte, mientras que los norcoreanos sí estarían encantados de hacer el cambio. En 1960 la Renta per Cápita en dólares de Corea del Sur era semejante a la de un país africano como Ghana. Hoy es catorce veces mayor, pese a que Ghana ha pegado un salto considerable en las dos últimas décadas.

El milagro económico coreano se produjo con la combinación de democracia fuerte (no pusilánime, débil y acomplejada como la que tiene Europa ahora y algunos países en especial) y economía de mercado, todo ello apoyado en la apuesta claramente industrial y tecnológica. (Obsérvese que el salto no lo dieron por vender humo a la población y apostar por la burocracia telemática, sino que generaron condiciones para que hubiese riqueza en lugar de pobreza subsidiada). La apuesta del Gobierno coreano dio lugar a una pujante industria en sectores como el acero, los automóviles, la petroquímica, electrónica, naval, etc. Y para que esos sectores pudieran desarrollarse, eliminaron barreras arancelarias para la importación de materias primas que eran necesarias para los mismos. En los años sesenta, antes de realizar el cambio, las exportaciones coreanas suponían sólo el 2% de su PIB y dos décadas después ya superaban el 30%. En ese plazo de tiempo habían surgido los famosos 'Chaebol', (conglomerados de negocios diversos), como Samsung, Hyundai, LG, etc.)

Publicidad

Cuando Alemania estaba dividida en dos, nadie quería pasar clandestinamente la frontera del Oeste hacia el Este y sí al revés. Otro ejemplo es el de ciudades fronterizas de Estados Unidos y México, como pueden ser San Diego y Tijuana, con clara ventaja para la parte americana. ¿Por qué los mexicanos quieren pasar a Estados Unidos y no al revés, cuando México cuenta con inmensas riquezas naturales? La cercanía de ambas ciudades, Tijuana y San Diego y la inexistencia de barreras físicas naturales, origina lo que se conoce como 'el área metropolitana de San Diego-Tijuana'. Un área metropolitana, pero dos sociedades. Una rica y otra pobre.

El estudio de Acemoglu y Robinson, el cual recibió el aplauso de icónicos Premios Nobel de Economía como Kenneth Arrow, Michael Spence o Peter Diamond, resalta que cuando las instituciones son transparentes, garantizan la propiedad privada y la existencia de separación de poderes (ejecutivo, legislativo y judicial), y el país cuenta con un sistema educativo que fomenta los conocimientos tecnológicos y científicos, las sociedades suelen progresar, incluso aunque el entorno natural que les haya correspondido por azar no sea el idóneo.

Publicidad

Cuando estuve en Argentina, recuerdo una frase demoledora que circulaba y que decía que 'pese a la enorme grandeza del país, de noche, mientras la clase política dormía, ya no le daba tiempo a recuperarse para la sangría del día siguiente'.

¿Creen ustedes que España es un país que va a triunfar o a fracasar?

Este contenido es exclusivo para suscriptores

3 meses por solo 1€/mes

Publicidad