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D. Eduardo. Cónsul de Portugal

D. Eduardo. Cónsul de Portugal

Un hombre noble, siempre bien dispuesto, que ha viajado mucho y leído mucho y, por consiguiente, ha visto mucho y sabe mucho

Viernes, 17 de junio 2022, 01:23

El 11 de junio la Asociación de Amigos de Portugal en España se reunía en León y con su alcalde, para honrar a uno de sus miembros más activos. Eduardo Matias Días Pereira, cónsul de Portugal en Castilla y León y Asturias. El día anterior ... está cargado de simbolismo para Portugal, al menos desde 1880, cuando un grupo de intelectuales lo dedicó a recordar a Camões, el relator de la epopeya lusa. En 1924 pasó a ser fiesta nacional, rondando la misma idea: 'la Carrera, la Descuberta'. En 1933, el signo de los tiempos le añadió 'la Raza'. En 1966, la guerra colonial hizo que derivase a apoyar al ejército que entonces combatía en ella. En 1978, la Tercera República mantuvo el Día de Portugal y de Camões y le añadió 'de las Comunidades Portuguesas', reuniendo así la visión que de sí tiene el moderno Portugal: un pueblo repartido por el mundo, que en él ha dejado su huella en forma de letras. Por eso, también es frecuente oir hablar del día de 'las Letras portuguesas'. Desde 2016 además de las celebraciones en suelo patrio, el gobierno portugués lo festeja en alguna capital extranjera: París, Río, São Paulo, Boston... Pero antes, en 2014, hizo un ensayo en Sevilla, donde su cónsul general organizó los actos, que tuvieron como protagonista a un grupo de instruendos y a sus profesores de la UIM, quienes embarcados en el 'Creoula' llegaron por el río desde Lisboa. Precisamente la oportunidad pudo ser aprovechada por el concurso de D. Eduardo, y el alineamiento de muchos astros, que lanzaron un mensaje de conocimiento y aventura a través de muchachos de 14 años y otros de más de 60, muchos peninsulares y algunos ultramarinos, que compartieron durante una semana experiencias vitales, entre las cuales no fue la menor remontar el Guadalquivir en un gran velero, desde el que vieron el faro de Chipiona, saludaron las carretas rocieras y se deslizaron entre la deslumbrante vegetación de Coria del Río. Y una vez en Sevilla, visitaron el Archivo de Indias, la antigua Universidad de Navegantes y la actual; oyeron a Carminho en una noche de fados en el edificio del Consulado, en el prado de San Sebastián, y fueron recibidos por el alcalde en los Reales Alcázares. Vivieron la magia de la noche sevillana, de la que partieron con la marea a las tres de la mañana para ver amanecer en Bonanza y cruzarse poco después con una sombra altiva, que resultó ser el Sagres, que salía en crucero de instrucción , y con el que intercambiaron saludos, alineados en los puentes; la misma honra que hicieron a 'O Navegador' al montar el cabo San Vicente.

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