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Es hora de acabar con el fango

La degradación en la que se ha sumido la política española ha traspasado demasiadas líneas rojas que nunca debieron superarse y afecta al prestigio de las instituciones

Domingo, 28 de abril 2024, 02:00

La política española está sumergida desde hace años en un fango irrespirable en el que, en vez de sacar la cabeza, se ha ido hundiendo de forma paulatina al desoír los partidos las advertencias sobre una peligrosa deriva que ha llegado demasiado lejos. No ahora, ... sino mucho tiempo atrás. La polarización llevada al límite ha generado un tóxico frentismo guerracivilista asentado en una demonización del adversario que, una vez asumida, todo lo justifica para apartarlo del poder o impedir que acceda él. Una práctica extendida a todo el arco parlamentario, que ha alimentado una espiral de odio y que ha terminado por incluir a familiares de altos cargos en una batalla desplegada sobre un lodazal. La insólita reflexión anunciada por Pedro Sánchez sobre su eventual renuncia como presidente del Gobierno ante «los ataques sin precedentes» a su esposa se inscribe en ese contexto. No por ello deja de ser una decisión sorprendente que, aunque esté basada en factores personales que merecen el máximo respeto, tiene efectos sobre la vida institucional y el estado de ánimo del país que no pueden ser tratados con frivolidad.

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