Secciones
Servicios
Destacamos
Ahora que los políticos invocan el nombre de la ciencia para justificar casi cualquier decisión, despachando como negacionistas a quienes osan deslizar la menor crítica, me permito reclamar cierta contención en los entusiasmos pitagóricos, no vaya a ser que acabemos convirtiendo el conocimiento científico en ... una nueva teología, con su inquisición, su índice de libros prohibidos y sus piras públicas de herejes.
Al fin y al cabo, para la mayoría de nosotros, creer en algunas verdades reveladas por la ciencia no es algo psicológicamente muy diferente a hacerlo en el Espíritu Santo o en el tercer ojo de los lamas. Yo sé que la mecánica cuántica existe porque me lo dicen algunos apóstoles en quienes confío, de Einstein para abajo, pero no me pregunten cómo demonios hemos llegado hasta ahí. Supongo que, al contrario de lo que sucede con la religión, si estudiase bien el asunto alcanzaría ese nivel de certeza, pero ya es tarde y mis neuronas, que nunca fueron gran cosa, se han vuelto muy perezosas.
A veces olvidamos que la ciencia avanza por sus fronteras y que conceptos que ayer parecían evidentes hoy resultan irrisorios, así que mantener un cierto grado de agnosticismo racional siempre es saludable. ¿Cuántos eminentes científicos de principios del siglo XX defendieron la eugenesia, esa falsa y catastrófica teoría? Tal vez por eso prefiero la discusión con datos y argumentos a la censura expeditiva del discrepante, por necio que nos parezca. No olvidemos que quienes quemaron en la hoguera a Giordano Bruno no lo hicieron porque pensaran que el tipo decía verdades, sino porque creían firmemente que estaba equivocado, iba contra dogmas muy asentados y era una mala influencia.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Nuestra selección
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.