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En Asturias carecemos de carácter ejecutivo. Esto es, decimos (hasta sabemos) lo que hay que hacer, pero luego nunca lo hacemos (o nos lleva años y años). Es algo consustancial a nuestro paraíso natural. Podríamos decir incluso que somos así: nos pasamos la vida discutiendo ... sobre nuestros problemas sin resolverlos. Algo que se ve muy claro en materia de comunicaciones. Resulta que hace cuatro años (2017) se creó la Alianza para las Infraestructuras, nombre muy rimbombante para algo con poca chicha. Foro formado por partidos, sindicatos, organizaciones de usuarios y cuyo objetivo es pactar una lista de reivindicaciones ante el Gobierno central. Ojo, no para ponerlas en marcha, sino para decirle al Ejecutivo de turno cuáles son nuestras prioridades y luego Dios dirá. Resumiendo, periódicamente redactamos una carta a los Reyes Magos y luego a esperar si nos traen o no lo que pedimos. Eso sí, nunca depende de nuestra voluntad, sino de que ese momento mágico (la aprobación del ministerio de Transportes) se produzca. Mientras tanto, seguimos discutiendo erre que erre.

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elcomercio El discurso del «hay que»