Donald Trump, el expresidente de los Estados Unidos de más triste recuerdo, vuelve a asustar a medio mundo, como suele decirse, ante el temor de que dentro de un año recupere el poder que tanto ambicionan él y sus fanáticos seguidores. El martes echaron a ... andar las elecciones primarias que elegirán a los candidatos de los dos grandes partidos, el Demócrata y el Republicano, que el cinco de noviembre se disputarán el hombre con más poder en la tierra o, cuando menos, el que tendrá en sus manos las armas con más capacidad de matar y causar destrucción.
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En política nunca hay que descartar nada, y menos si hablamos de algo malo, pero creo que el pánico que se ha producido tras la victoria aplastante de Trump en los caucus de Iowa no está justificado, al menos de momento. Es evidente que en la primaria de su partido ganó claramente a los restantes aspirantes y eso tuvo un eco con pocos precedentes. Para explicarlo y paliarlo desde la realidad, quizás sea necesario recordar algunos datos y detalles que lo ponen en su lugar.
Iowa es un estado del medio oeste con poco más de tres millones de habitantes y con escasa influencia en la política cotidiana de la federación, integrada por otros cuarenta y nueve. Si por algo es conocido una vez cada cuatro años es por su original, o si se prefiere primitivo, sistema de votar. Los caucus, nombre heredado de los primeros pobladores, consisten en asambleas donde los miembros de cada partido defienden a su candidato y a continuación votan a mano alzada. Una forma poco rigurosa de contar, que se completa con la suma posterior de los resultados de todos los distritos.
Otro factor que contribuye a despertar la atención es que los caucus de Iowa inauguran las primarias, que se prolongarán hasta las convenciones donde se proclamarán los candidatos del ticket presidencial. Son nueve meses en los que los resultados y la suma que van acumulando los aspirantes serán noticia cambiante cada semana. La próxima se celebrarán en New Hampshire y, a partir de ahí, los candidatos irán cayendo conforme los resultados les vayan convenciendo de que no tienen posibilidades.
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Hasta mediados de marzo, cuando se celebre el conocido como el 'súper martes', en que coinciden las primarias en diecisiete estados y algunos de ellos de los que suman más electores y votos para cada candidato. Entonces el número de aspirantes ya se habrá recortado sensiblemente y se perfilarán con más probabilidades los favoritos.
Iowa es quizás el estado con mayor tradición conservadora, tal vez porque su población es en el ochenta por ciento blanca y los afroamericanos son mayoritariamente votantes demócratas. De hecho, el partido Demócrata, cuya oferta incluye tres candidatos encabezados por el actual presidente, Joe Biden, renunció a celebrar primarias allí. Es evidente que Trump, crecido por esta victoria, seguirá luchando a pesar de sus discrepancias con el partido, aunque hay un dato frustrante para sus seguidores: nunca los vencedores de los caucus de Iowa acabaron logrando la nominación.
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