La sequía, a la que siempre se calificaba de pertinaz, sirvió de argumento con frecuencia a la dictadura para justificar algunos de los problemas económicos que agobiaban en la etapa de la postguerra. Y es probable que alguna razón hubiese, porque se vivieron años de ... graves situaciones meteorológicas.
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Pero el tópico se fue olvidando y aunque el tiempo continuó brindando etapas malas, con inundaciones, vendavales y nevadas copiosas que alteraban la vida cotidiana e incluso causaron muchas víctimas, en los últimos tiempos la sequía pasó a convertirse en un problema que despertaba menos atención. Influía, sin duda, que los servicios que garantizan algo tan esencial como es el agua se fueron imponiendo en ciudades y pueblos, mientras que la agricultura se beneficiaba también de sistemas de riego y el problema disminuyó de manera creciente.
Pero en esta nueva etapa que nos ha tocado, con pandemias y crisis variadas, la sequía está volviendo a emerger. En África, por ejemplo, las vacas y ovejas, que son el principal sustento de muchos, se mueren por falta de pastos. En la Europa desarrollada también empieza a preocupar la escasez de lluvias. Y España no es una excepción: quien más quien menos disfrutó estos días pasados de una Semana Santa excepcional, con sol y temperaturas envidiables, más propias del verano que del final del invierno.
Hay que felicitar a quienes han disfrutado de poder aprovechar las primeras vacaciones con tanta suerte. La contrapartida empieza a mostrar ahora la otra cara, no tan opimista. Hemos tenido uno de los inviernos menos duros que se recuerdan y se está pagando. Para empezar, los embalses que proporcionan energía (enseguida repercutirá en el precio de la luz) están por debajo de la media de su capacidad. Y en algunos lugares han empezado a aplicar restricciones en los servicios, con cortes en el suministro durante varias horas al día
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Con todo, quizás el sector más afectado es el agrícola y el ganadero. Es la época de la siembra de muchos cultivos y la sequedad de los terrenos está imposibilitando hacerlo. Las perspectivas de las próximas cosechas si se continúa prolongando la sequia son malas. El problema se agrava en cuanto se recuerda el incremento que están sufriendo los precios de los productos naturales como consecuencia de la escasez de su deficiente suministro, unas veces por la falta de producción y otras por la crisis generada por la guerra entre Ucrania y Rusia, que está causando problemas de abastecimiento como el que crean las dificultades para que Ucrania, considerada el granero de Europa, pueda exportar libremente sus cereales.
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