Directo ¡Otero, a punto de adelantar al Sporting!

Si como aseguran los que siempre lo saben todo, Ramón Tamames puso en juego el prestigio intelectual acumulado durante noventa años brindándose a servir de pantalla de la moción de censura contra el Gobierno presentada por Vox -el partido que no oculta el estigma de ... aglutinar a la extrema derecha política- para recobrar protagonismo, hay que reconocer que lo consiguió. Su moción no tuvo éxito, eso ya estaba fuera de dudas en los pronósticos, pero el éxito sí se lo han apuntado otros partidos en vísperas ya como quien dice de las elecciones autonómicas y antevíspera de las generales.

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Quizás la conclusión más visible del largo debate suscitado por la moción, a ratos más pesado para el público que una vaca en los brazos, es que, salvo el propio Tamames, que no podía esperar otra cosa, todos salieron del hemiciclo la mar de contentos. O al menos es lo que los portavoces de los partidos aseguran y quizás no les falte algo de razón. Los promotores de la moción han conseguido hacerse oír, ahí es nada, usufructuar tantas horas de audiencia parlamentaria, dejando constancia de su existencia y aprovechando para criticar al Gobierno. Pero el Gobierno no se amilanó ni se tomó la cuestión como un trámite, y el presidente Sánchez supo aprovechar la ocasión para salir al paso de muchas de las acusaciones que su gestión sufre.

Otro interviniente, la líder emergente Yolanda Díaz, se olvidó del asunto a debatir para convertir su discurso en un mitin de presentación de su partido, Sumar. El PP, entre tanto, optó por la discreción más resonante: su líder, Núñez Feijoo, aprovechó que no es diputado para no asistir al debate y sus representantes bastante tuvieron con marcar distancias con la moción. Para evitar que cunda en el ambiente la amenaza de que tengan que acabar, si tienen la oportunidad de gobernar, aliándose con Vox, partido innombrable con el que ya han pactado en algunas comunidades y ayuntamientos. A duras penas salieron airosos. Esa posibilidad es el principal argumento que enfrentan los populares.

El nombre de Tamames y el eco de la moción consiguieron que los amoríos frustrados de Isabel Preysler pasen a la memoria del papel couché. Lo malo es que, entre tanto, mientras se escuchaba que esto sólo pasa en España, están pasando cosas tan importantes como los graves incidentes que se están produciendo en Francia en torno a la reforma de las pensiones, las conversaciones en Moscú entre los presidentes de China y Rusia sobre la guerra o los procesos que en los Estados Unidos están amenazando al expresidente Trump con ser arrestado. Algo que, dicho sea de paso, él está deseando para aumentar la exaltación de sus seguidores ante las elecciones de 2024.

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