Estafador no se puede decir que sea una profesión nueva, ni honrosa, pero sí que se ha puesto de moda. No es necesario un título universitario para ejercerla, lo que requiere es imaginación, medida del riesgo, dominio de las nuevas tecnologías y más vocación para ... arriesgarse a ejercerla que para trabajar. Tampoco hay que superar unas oposiciones ni madrugar para llegar en hora al curro para fichar o hacerle la rosca al jefe.
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Cualquier hora es buena para dar un golpe, cualquier día de la semana y en cualquier lugar. Antes el más habitual era el metro, pero las nuevas especialidades ya pueden ejercerse lo mismo en una iglesia que en una casa de prostitución o, por supuesto, ante los cajeros de los bancos. Sólo hace falta para ejercerla capacidad para engañar, para simular ser una persona amable, y carecer de honradez. Además, ya está siendo ejercida por mujeres.
Los estafadores usan diferentes herramientas, pero quizás la más apropiada sea el teléfono móvil, varios números distintos y el manejo del ordenador, claro. Nada que no esté ya al alcance de cualquiera. Es, eso sí, una profesión que necesita reciclarse continuamente. El principio básico es adelantarse a los expertos de la Policía y la Guardia Civil. Luego, hay que estar preparado para escaquearse de los jueces, que no perdonan, pero si no ha habido violencia o sangre las sentencias son leves.
Además, con la cantidad de personas ilustres que han pasado o están en prisión la cárcel ya no estigmatiza socialmente. Lo importante para el estafador y el ladrón de moda es, eso también, estar al día y disfrutar de capacidad para descubrir a las víctimas. La ingenuidad y el aspecto de las personas son un buen indicio. Al menos eso es lo que aseguran los expertos en la persecución, que no es fácil. Dicen que es más sencillo perseguir a un asesino que a un estafador.
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Quizás cuando termine de escribir este artículo ya se haya conocido una nueva forma de estafa, porque hoy la que despierta mayor sorpresa es la llamada del 'amor'. Se trata de aprovechar los sentimientos ajenos para desplumar a quienes los tienen.
El caso del que ahora se habla es el de dos hermanas de edad mediana, que se enamoraron de dos supuestos, y en vídeo esbeltos, militares norteamericanos que ligaron con ellas 'on line'. Ocurrió en una localidad de la provincia de Madrid llamada Morata de Tajuña. Los dos estafadores las cortejaron durante años, mientras les iban sacando transferencias de dinero que ellas acabaron teniendo que pedir prestado y cuando se acabó, sin crédito ni novios, uno de los prestamistas, paquistaní, a quien adeudaban miles de euros, no esperó a denunciarlas: un día, hace cosa de tres semanas, las mató en su casa junto al hermano con el que vivían, intentó quemarlas y luego, cuando se descubrieron los cadáveres, se presentó en la Comisaría a declararse culpable.
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