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Después de cinco meses de caprichosa e infantil reyerta entre los presidentes Javier Milei y Pedro Sánchez, perece que ha vuelto a recobrarse la cordura y España vuelve a tener un embajador en Argentina. Se trata del diplomático Jorge María de Arístegui, que en cuestión ... de horas viajará a Buenos Aires con la difícil y urgente misión de restaurar las relaciones y volver a encauzar una serie de problemas que durante este tiempo se habían venido acumulando.
La situación se remonta a la elección de Milei como presidente de la República, frente a un candidato peronista respaldado de manera bastante inoportuna e irresponsable por Pedro Sánchez, quien asumió la derrota de su candidato con una rabieta inconcebible en el ámbito de las relaciones internacionales. Sánchez no cumplió la cortesía de felicitar al ganador, como es normal entre países amigos, y Milei reaccionó de manera áspera, ante lo cual Gobierno español contestó retirando a la embajadora.
Una medida extrema e inexplicable tratándose de dos países hermanos, y sin precedente que se recuerde, lo cual fue respondido por Milei con nuevas declaraciones provocadoras, e incluso viniendo a Madrid para recibir una condecoración de la presidenta Ayuso, principal enemiga política de Sánchez, lo cual se convirtió en un nuevo motivo para que los dos presidentes se cruzasen palabras fuera de tono y nada conciliadoras. Hay que añadir que Milei no respondió con las mismas medidas y mantuvo a su embajadora en Madrid en plenitud de funciones.
Fueron cinco meses de tensión familiar, perjudicial para los intereses de los dos países, que más por sus razones políticas o diplomáticas constituía un ridículo que trascendió fuera de las fronteras. No está claro cómo al final se fueron arreglando las cosas para retornar a la legalidad. El cambio de actitud del Gobierno español debió maniobrar con habilidad diplomática, y uno de estos días pasados sorprendió a la opinión pública con la noticia de que un embajador de España regresaba al cargo. No se dieron ningún tipo de explicaciones sobre el proceso de arreglo, pero sí se ha sabido que Milei no pidió disculpas por los agravios, y más que agravios rabietas, que originaron la crisis.
En cualquier caso, algo demuestra que todo puede volver a normalizarse. En el Ministerio de Asuntos Exteriores se preveía que el argentino demoraría unas semanas en conceder el plácet al nuevo embajador, como suele ser habitual, pero la sorpresa es que apenas tardó unas horas, lo cual está siendo interpretado como un gesto de buena voluntad por las dos partes. Sea como sea, la realidad es que una situación incomprensible y negativa se resuelve. España y Argentina volverán a su tradición de fraternidad, además de muchos intereses en común, y de paso, poniendo fin digno a la frivolidad con que durante casi medio año se relacionaron sus máximos dirigentes políticos.
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