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Aunque pasé casi tres meses en el Aaiún cuando la Marcha Verde y el abandono español del Sahara, no sabía lo que era la calima. Lo escuché por vez primera tres años atrás en Tenerife, cuando en medio de aquel clima excelente un día el ... ambiente amaneció impregnado de un polvo amarillento que volvía difícil respirar y enseguida se escuchó que los asmáticos deberían evitar en lo posible salir a la calle. Alguien me explicó enseguida que se trataba de un fenómeno frecuente, propiciado por la dirección del viento cuando soplaba desde el desierto arrastrando partículas de arena que impregnaban la atmósfera.
Un par de semanas atrás volví a escuchar esta amenaza en Madrid. Aunque menos perceptible que en Canarias, parece que el polvo del Sahara había llegado también a la capital, por supuesto más liviano, pero igualmente nefasto para la salud pública ya afectada por la prolongada sequía que venimos padeciendo. Algunos expertos enseguida le atribuyeron el aumento de neumonías y bronquitis que se había reflejado en las cifras de ingresos en los hospitales. Algunos médicos recomendaban a los más vulnerables volver ponerse las mascarillas, tan de actualidad por la corrupción política.
Acabamos de ver reflejada en los medios la amenaza de una nueva ola de calima de mayores proporciones que se anticipa en toda la península ibérica. El cambio climático, que cada vez se vuelve más evidente y preocupante, anticipa nuevos vientos que portarán partículas arenosas que volverán a impregnar el aire que respiramos en el sur de Europa, y España es el país mas amenazado. No es cuestión de alarmarse, por supuesto, pero cualquier cambio en el ambiente ya no debe sorprendernos. Bien es verdad también que de producirse este fenómeno no afectará a toda España por igual.
La geografía de nuestro país es muy variada y las regiones del norte gozan de una protección especial con las montañas que lo separan del resto del territorio, donde el paso de los vientos contaminados será sin duda más difícil. Todo ello ayudado por el aumento de la lluvia. En Asturias es previsible que la cordillera Cantábrica ponga a cubierto de cualquier contaminación atmosférica que proceda del sur. Pero estar informados e incluso alertados nunca viene mal. El tiempo está cambiando en todo el Planeta y asistir a fenómenos poco frecuentes, desde el movimiento de las nubes hasta el oleaje del mar, está afectando a nuestras vidas. Cuando se hable de calima que a nadie le pase lo que a mi que ignoraba de qué se trataba: el Sahara queda lejos, pero no tanto para no rociarnos con el polvillo de su arena.
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