Cada vez se habla, se ve y se escucha menos sobre religión en general, y en España concretamente de la Iglesia claramente mayoritaria que hemos heredado, en particular. Cuando aparece en los medios de comunicación y en las conversaciones lamentablemente es por algún escándaloque algunos ... miembros protagonizan y sus superiores no han tenido la habilidad de frenar antes de que su penalización entrase en el ámbito de la justicia y, lo que también es grave, en argumento de ataque entre creyentes y enemigos dentro de la opinión pública.
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La religión, mal que pese a algunos, es consustancial entre los seres humanos y muy influyente para su convivencia. El mejor argumento ante los negativistas es mostrar el mapa del planeta y comprobar que no hay país, ni etnia, ni pueblo que no practique alguna religión. Hay muchas religiones y muy variadas y entre todas la mayoritaria y más influyente es la cristiana en sus diferentes variantes. Y entre todas ellas, la católica romana la que más destaca, tanto por su antigüedad -solo superada por la judía que es su origen- como por el número de practicantes con que cuenta. Pero todo esto no impide que actualmente afronte una crisis que empieza por el abandono de muchos fieles y la pérdida de su capacidad de expansión en otros continentes, donde el ejemplo de los misioneros no puede con el populismo y la violencia de que se vale la captación de la musulmana.
Como observador y analista de la actualidad -no tanto como practicante- he llegado a la conclusión de que en España la Iglesia no ha sabido, ni quizás intentado, adaptarse a la evolución de los tiempos. Mantiene residuos del pésimo ejemplo que ejerció durante la dictadura, y si bien es verdad que todavía son muchos los creyentes que participan en los cultos, cada vez predominan más los mayores y se echa de menos a los jóvenes. Algo que reflejan también los seminarios vacíos y la dificultad de los obispados para encontrar sacerdotes.
Con todo, hoy el problema más acuciante es el escándalo de la pederastia que, además de su gravedad específica lleva a profundizar en buena parte de las causas, como mantener el celibato de los curas que, junto a la disciplina, tropieza con debilidades humanas, además de tradiciones históricas y viola el mandato bíblico de «crecer y multiplicaos». Todo por no recordar, y más estos días de lucha por la igualdad de la mujer, que es la Iglesia la última y única institución que discrimina a sus miembros por el género e impone una desigualdad que nadie puede creer que responda a un mandato divino.
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