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El pasado lunes Francisco Álvarez-Cascos se dio de baja en Foro Asturias Ciudadano (FAC). A la postre, en el mismo lugar -la Mesa de Mareantes y Navegantes de Luarca- donde había firmado su acta de afiliación en marzo de 2011. Es decir, diez años ... después deja el partido que fundó y del cual siempre fue presidente formal o virtual. En definitiva, el mandamás todopoderoso que hacía o deshacía a su antojo sin que nadie le llevase la contraria. Bien lo sabe, por ejemplo, la ex presidenta de la formación, Cristina Coto, que dijo haber carecido de la más mínima autonomía cuando dimitió. En esta despedida esperada -no había otra solución tras la acusación formal de una presunta apropiación indebida por parte de la Fiscalía- no hubo atisbo alguno de autocrítica a su gestión. Nada de por qué un partido que fue gobierno en Asturias, en la actualidad se encuentra inmerso en un proceso de autodestrucción que parece imparable. Líos judiciales por doquier y espectáculo mediático constante de luchas intestinas. Por tanto, resulta difícil creer que la situación de FAC pueda atribuirse a nadie más que al propio Cascos. Es decir, que la culpa de la caída en votos y apoyo popular, deba ser asumida por la actual dirección que se encontró con algo inverosímil. No podemos calificar de otra forma ver supuestos gastos personales cargados en las cuentas de la formación.

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