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Nadie pone en duda que un equipo de gobierno tiene que hacer su política. Es decir, plasmar las ideas que le llevaron a tener el respaldo mayoritario de los gijoneses. Entre otras cosas, porque para eso se les dio el poder. Nadie pone en duda, ... repito, que los sucesivos alcaldes o alcaldesas hagan las cosas a su manera. De hecho, si hay un cambio en la forma de gobernar, debe notarse. Sin embargo, no todo lo que se hizo en la etapa anterior tiene que estar mal. Algunas cosas, digo yo, se podrán aprovechar. Nuestra regidora, Ana González, está efectuando una demolición controlada de los ocho años previos a su llegada. Desde que tomó el bastón de mando, se ha dedicado a desmontar uno por uno los proyectos de dos legislaturas. Incluso sin mirar si es bueno para la ciudad lo que en su día se propuso o hizo. Hagamos un repaso.
Pese a que estaba pensada y reformada para ser albergue de peregrinos, la casa Paquet ha acabado en su mayor parte como oficinas del propio Ayuntamiento. La excusa: que el edificio no era suficientemente accesible, cuando la mayoría de ellos en el Camino de Santiago no lo son. El festival Arco Atlántico fue defenestrado tras ocho ediciones. No se le dio oportunidad alguna para evaluar su continuidad. Lo que mola es que la Semana Negra reine en el verano gijonés como santo y seña. O sea, que no tenga competencia y cobre la correspondiente subvención, incluso en una versión recortada en los tiempos de pandemia. La renta social municipal no era el modelo de González y su equipo. Lo dijo en numerosas ocasiones. A pesar de esto, ha creado una ayuda, 'Mi barrio' que se parece a la extinta renta como dos gotas de agua. Eso sí, cambiando las tarjetas de los usuarios para marcar distancias. Esta misma semana, hemos visto como el Jardín Botánico se escindía de Divertia, seis años después de su constitución. Esta empresa municipal acabará disuelta. Por último, lo más sangrante: el plan de vías. Debido a la visión profética de nuestra alcaldesa, tenemos que empezar de cero con el levantamiento ferroviario. Lo que se había hecho y plasmado en un convenio rubricado por las tres administraciones intervinientes, hay que tirarlo a la basura puesto que ya no vale. Vuelta al fracasado plan de Moreda como ubicación de la estación intermodal. La razón: que según nuestra primera edil va a ser más barato y rápido. El tiempo dirá si esta demolición de un consenso municipal es acertada.
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