Uno de los mayores placeres de las vacaciones de verano es tener unos ratos libres para la lectura. Entre las novelas, cuentos o libros de poesía de este año hay un reportaje muy recomendable y que vale la pena leer. No es ficción, pero está ... muy bien escrito, es fascinante y es muy posible que el año que viene tenga una repercusión mundial. Lo cierto es que el documento no tiene precedente y el título es tan impactante como asombroso: 'Los Estados Unidos de América versus Donald J. Trump (acusado)'. En las siguientes 45 páginas del texto, el fiscal del Estado de Nueva York, Jack Smith, presenta unos cargos gravísimos contra el expresidente, cualquiera de los cuales podría resultar su encarcelamiento. Las líneas generales ya son bien conocidas pero muchos de los detalles importantes no habían salido a la luz hasta ahora. Desde el primer párrafo, y sin pelos en la lengua, el fiscal expone su caso de una forma enfática.

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«El demandado, Donald J. Trump, fue el cuadragésimo quinto presidente de los Estados Unidos y candidato a la reelección en 2020. El demandado perdió las elecciones presidenciales de 2020. A pesar de haber perdido, el acusado estaba decidido a permanecer en el poder... y difundió mentiras de que había habido fraude en las elecciones y que en realidad había ganado. Estas afirmaciones eran falsas y el demandado sabía que eran falsas». Y a partir de ahí la acusación entra en detalles de cómo Trump conspiró para organizar la invasión del Congreso el 6 de enero de 2021 para impedir la declaración oficial de Joe Biden como próximo presidente de EE UU.

Por ejemplo, Trump presionó a su propio vicepresidente, Mike Pence, y a los funcionarios del Departamento de Justicia para que declararan inválido el resultado con la instrucción «simplemente digan ustedes que las elecciones fueron corruptas y yo me ocuparé del asunto desde ahí». Los funcionarios y Pence se negaron a cumplir con la instrucción completamente ilegal. En varios Estados clave como Arizona, Georgia y Míchigan, donde Trump perdió la elección, el expresidente afirmó que el resultado fue fruto de manipulación y fraude. Un sinfín de investigaciones en cada uno de estos Estados han demostrado que esto también era una mentira y que no había evidencia ninguna de malversación. Hace apenas unos meses que el canal Fox News se vio obligado a pagar una indemnización de unos 730 millones dólares a una empresa que ayudó a organizar las elecciones por repetir las mentiras de Trump.

Sin embargo, sean cuales sean las pruebas, el juicio a Trump, que podría comenzar en enero de 2024, podría ser más complicado por varias razones y el futuro del expresidente puede depender de factores tanto políticos como judiciales.

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Primero, en EE UU, como en cualquier democracia, cada uno -incluyendo a Trump- tiene derecho a opinar. El problema ahora para el fiscal es probar que Trump hizo más que expresar una opinión y que organizó una conspiración para subvertir el proceso democrático. Una conspiración es, evidentemente, organizada de forma clandestina entre conspiradores y puede resultar muy difícil demostrar que Trump se dedicó a una actividad delictiva.

En segundo lugar, el proceso puede retrasarse sobre todo por la selección de un jurado. En un país tan dividido como lo está ahora EE UU, la selección de personas que tengan la mente abierta y sin prejuicios sobre Trump podría ser, cuanto menos, complicada.

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En tercer lugar, no está nada claro que esta acusación a Trump afectará su popularidad entre los votantes. Según encuestas realizadas antes y después de la acusación, no ha cambiado nada en la intención de voto. Los porcentajes a su favor y en contra se han mantenido exactamente iguales. No es de sorprender porque, aunque la acusación del fiscal Smith es la más grave, es solo uno de una serie interminable de casos pendientes contra Trump. Los votantes ya saben, de sobra, quién es.

En cuarto lugar, Trump ha eliminado efectivamente a todos los posibles rivales dentro de su formación y el partido Republicano es el partido Trump. El desafío del gobernador de Florida, Ron DeSantis, se ha estancado incluso antes de comenzar y no hay otro a la vista. Les guste o no, el futuro político del Partido Republicano está atado a la suerte de Donald Trump y no les queda otra opción que defenderle.

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Finalmente, las elecciones presidenciales de los EE UU en noviembre de 2024 presentarán a los votantes una elección binaria. El actual presidente Joe Biden ya está demostrando su fragilidad y sus lapsos de memoria son a veces vergonzosos. Lógicamente, a muchos votantes les preocupa que Biden ahora no esté a la altura de su oficio ni tenga la energía necesaria para completar su mandato. Y así, en los próximos meses, muchos, tanto dentro como fuera, mirarán con preocupación al juicio de Trump e incluso miedo a la evolución de la política de Estados Unidos.

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