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Escúchenlo. Es tan estruendoso el silencio que hasta amenaza con romper los tímpanos. Hasta el cri cri de los grillos –y miren que en esta época del año están callados los bichitos– se cuela en el ambiente. Hablamos del silencio de alguien tan acostumbrado a ... la estridencia oratoria como es nuestro locuaz arzobispo de Oviedo, tan dado él a opinar más de lo terrenal que de lo divino. Pero ahora, cuando tenemos a toda una comunidad cismática ya asentada en Asturias, como son las monjas de Belorado, a nuestro prelado parece que le ha comido la lengua el gato.

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elcomercio Las monjas