Ha sido un tema muy comentado en el ámbito local en las últimas semanas y tengo la sensación de que, en la mayoría de los casos, sin conocimiento del fondo del asunto. Me refiero a Gijón Horse Jumping (GHJ), una marca creada por el Patronato ... Deportivo Municipal y por el Club Hípico Astur (CHAS) conjuntamente y que, de momento, después de tres años desde su creación, se ha quedado en eso, en una marca, en un eslogan. Aparentemente, todos de acuerdo, pero los cimientos sin construir.
Para quien conozca el deporte hípico de saltos por dentro, entender el porqué de Gijón Horse Jumping resulta fácil. La hípica ha crecido exponencialmente en los últimos años, es una industria que necesita actividad para los practicantes y escaparate para los caballos, y que hoy requiere instalaciones capaces de desarrollar dicha actividad, los concursos, con capacidad para tener una participación masificada. Hablar en la actualidad de concursos con 300 o 400 caballos, es algo frecuente, sobre todo cuando se crean circuitos, que permiten encadenar varios concursos sin tener que desplazar los caballos.
Por otra parte, al igual que hace décadas nacieron los circuitos de invierno en el sur y el levante de la Península Ibérica, actualmente se está demandando la creación de circuitos de verano en la zona norte, porque desarrollar el deporte hípico a partir de junio en el centro y sur de nuestro país resulta cada vez más incómodo para los deportistas y adverso para el bienestar animal, como consecuencia del calor. Todo el mundo mira entonces a la Cornisa Cantábrica.
Gijón Horse Jumping es un proyecto que, de llevarse a cabo, puede dar una respuesta, satisfactoria y rápida de ejecutar, a esa demanda. En nuestra ciudad hay tradición hípica, experiencia organizativa e instalaciones: las del CHAS y las municipales de Las Mestas, en las que 134 boxes permanecen cerrados para caballos al menos 350 días al año.
Unir ambas instalaciones mediante un túnel soterrado y crear un proyecto común, daría en poco tiempo y con poca inversión una respuesta a la demanda existente. Gijón Horse Jumping se podría convertir, durante al menos tres ó cuatro meses al año, en destino de interés preferente para el masificado deporte hípico nacional y, puntualmente, para el internacional. Hoy ya lo es, pero el producto que se ofrece es precario, poco atractivo, limitado por barreras urbanísticas y espacios insuficientes.
Evidentemente, construir un túnel no es lo único que hace viable el proyecto. El CHAS debería actualizar sus instalaciones, construir una segunda pista de geotextil de calidad para hacer competición continuada y más boxes fijos, todo ello en el marco de un proyecto técnico que permita optimizar sus limitados espacios.
Los responsables de la gestión del CHAS aseguran estar dispuestos a hacer la inversión, pero siempre que se garantice que Gijón Horse Jumping coge cuerpo y forma jurídica, bien como sociedad mixta sin ánimo de lucro, como fundación o con el formato que los expertos consideren idóneo.
Y la otra parte, la municipal, tendría que romper su dinámica tradicional, de mantener Las Mestas como un mausoleo cerrado para caballos la mayor parte del tiempo, debiendo hacer un esfuerzo de gestión para que la hípica se pueda combinar con otros deportes que se han ido incorporando al complejo municipal. Y los políticos tendrán que aclararse con lo que se quiere hacer con una instalación que, si se le recorta más espacio, tendrá que olvidarse no sólo de Gijón Horse Jumping, sino también, del Hípico Internacional de agosto.
Lo evidente es que existe necesidad de crear un gran espacio en el norte donde organizar circuitos hípicos y Gijón es el lugar idóneo. Pero no el único, y eso, tres años después de haber nacido la idea de GHJ, hay que empezar a tenerlo en cuenta. Porque hay proyectos alternativos en ciernes, como uno privado en Bilbao, que tiene planificados 800 boxes, sin olvidar El Asturcón, que, de reabrirse, como quiere el Ayuntamiento de Oviedo, será de la mano de una empresa del sector hípico que, sin duda va a tener, como contenido esencial para hacer sostenible su proyecto, la organización de circuitos hípicos. Gijón lo tiene mucho más fácil y con unas condiciones más adecuadas, pero las oportunidades hay que aprovecharlas.
Creo que toda esta explicación deja claro el porqué de Gijón Horse Jumping. Nos queda analizar el para qué y, la verdad, me parece tan fácil de entender que con pocas palabras bastan: simplemente, para crear una actividad sostenible que genere riqueza por la vía del turismo deportivo.
No estaría de más que los promotores de Gijón Horse Jumping encargaran un estudio sobre la repercusión económica que tiene el deporte hípico allí donde se organiza, por la gente que arrastra y la duración de sus competiciones. Ya hay ejemplos que lo explican, como lo que supone la iniciativa privada del Sunshine Tour para municipios como Barbate, Vejer y Conil.
Del mismo modo, a otra escala, GHJ tendría una gran repercusión para Gijón, más allá del mes de agosto, ya de por sí masificado con turismo generalista. Y por lo tanto, sería una fuente de riqueza, de la que no estamos tan sobrados. Por eso se puede decir y con fundamento, que Gijón Horse Jumping es un proyecto de ciudad.
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