Dama del alba

El alcalde de Cangas nos remitió a la Guardia Civil, diciendo que había oído hablar mucho de Casona, para bien y para mal. Y el pedáneo en Besullo, cuando le pedimos ayuda para el transporte de decorados, nos dijo que cogieramos el ALSA

Me decía doña Jovita, la tía y madrina de Alejandro Casona, que aquellos niños de 'La dama del alba' en la inspiración del dramaturgo eran los nietos de Farfante, a los que habían dejado huérfanos, arrancados de los brazos de su madre Balbina Gayo. El ... esposo, paralítico, y maestros ambos, suplicó con gritos que oyeron los vecinos para que lo llevasen a él y dejaran a su esposa amamantando al bebé. No hubo compasión, y desde detrás de los cristales los vieron caminar entre fusiles, 15 kilómetros por un mal camino hasta Cangas. Allí en la camioneta hasta Moal -pueblo ejemplar con aromas principescos-, donde un vecino nos contó como él se encargó de subirlos a un carro del país, por mandato de los asesinos, y luego enterrarlos junto al paredón del cementerio. En Besullo, los atónitos vecinos le llevaban al abuelo Farfante leche para los niños, biberones usados y pañales confeccionados con toallas viejas. También le llevaban un consuelo imposible, además de caramelos para Hilda Farfante y sus hermanos.

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Pasaron los años, y yo no sé si es cierto lo que suponía doña Jovita. Pude preguntárselo a Alejandro Casona, pero no me atreví a dar un paso para conocerlo. Conocí en cambio a su padre, don Gabino, cuando se paraba a hablar con mi abuelo. Conocí también a los hermanos del escritor: Matutina, pediatra, entre las primeras mujeres doctoradas en medicina en España; Pepe, el abogado de mi familia, que se encargaba de los pleitos habituales en las aldeas; Jovitina, la hermana menor, que venía por mi casa porque era amiga de mi tía Carmen, también maestra. Todos menos aquel Casona, mítico y ausente. Y ahora me devuelve a los viejos tiempos el maestro Vázquez del Fresno, poniendo música a los textos bellísimos de 'La dama del alba'.

Hace ya 60 años tuvimos el sueño loco, con La Máscara, de representar 'La dama del alba' en Cangas y Besullo. El alcalde de Cangas nos remitió a la Guardia Civil, diciendo que había oído hablar mucho de Casona, para bien y para mal. Y el alcalde pedáneo en Besullo, cuando le pedimos ayuda para el transporte de decorados, nos dijo que cogiéramos el ALSA, como hacía él cuando iba a Oviedo. En fin, que teníamos pensado que el personaje Martín montase un caballo de verdad para salir por el camino de El Pumar desde la misma plaza que Casona tantas veces había pisado. Y, por favor, en este montaje pónganle una sola espuela, que es como cabalgamos los del Occidente. Y Manín que pode las viñas en Noceda, al lado de Besullo, que es el pueblo donde nació mi madre.

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