Dacal
JOSÉ MARCELINO GARCÍA
Miércoles, 23 de noviembre 2022, 01:27
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JOSÉ MARCELINO GARCÍA
Miércoles, 23 de noviembre 2022, 01:27
José Enrique Rodríguez, 'Dacal', tuvo como destino de su nacimiento Candás, un 17 de noviembre de 1951. Miembro de una familia humilde de cuatro hermanos ( ... padre minero y madre trabajadora en una de las fábricas de pescado), aquí transcurrieron los primeros años de su niñez entre juegos y travesuras infantiles, seguramente por la Cuesta, la Ribera, el Cueto, Santarúa, la Baragaña... Ya por entonces, con solo siete años, José Enrique presenta afición por la gimnasia y el boxeo, y así se inicia en este deporte en la Asociación Atlética Avilesina cuando, por comenzar su padre a trabajar en Ensidesa, la familia se traslada al barrio de la Luz.
Su hermano Avelino empieza a frecuentar el gimnasio de la zona a través de un vecino de la familia llamado Abel Martínez, boxeador aficionado, que lo inició en este deporte. Así fue como Dacal, con trece años, comienza su andadura. Primero como ayudante de su hermano Avelino, limpiándole los guantes y enrollándole las vendas de las manos, hasta ponerse, paso a paso, golpe a golpe, de pie en tantos pódiums del mundo. Y como le sucediera al escritor Marcel Proust al oler una magdalena, el olor a linimento y el ambiente del vestuario hicieron que en el adolescente Dacal comenzara a florecer su gran vocación de boxeador.
Así, en 1965, con solo catorce años, Dacal empieza propiamente su carrera triunfal como boxeador amateur hasta el año 1978, en que pasa a ser boxeador profesional obteniendo notables galardones, victorias y reconocimientos. Fueron 20 años desde sus comienzos hasta su retirada, en el año 1985, en los que este joven nacido en Candás brilló sin marchitarse. Con sus guantes de boxeo, exhibió por el mundo su habilidad y su talento. Inasequible al fracaso, fue el único medallista español en los Juegos Olímpicos de Munich en 1972.
Su vida ha sido una dura lucha de superación, disciplina, voluntad y esfuerzo. Y es de justicia recordar que su condición de candasino/avilesino siempre la exhibió Dacal con orgullo en su carrera deportiva. En el medallero de sus triunfos, esos brillos de bronce, plata y oro que le hicieron sobresaliente nunca lo convirtieron en un vanidoso, ni dejó por ello de reconocer sus orígenes proletarios y candasinos. Ni ahora lograrán apagarlos la adversidad. Aquí, en el mismo corazón de Candás, él ha querido dejar, para perpetua memoria, la huella de sus hazañas deportivas, que serán siempre para nosotros ejemplo de su figura y del amor al pueblo que lo vio nacer.
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