Borrar

Río del olvido lo llamó Julio Llamazares. Valle que maravilla. Hilo pinturero, siempre de agua, antes de piedra y hoy de asfalto, en el que se ensartan, boqueando, mundos de vida buena. Que han agonizado durante los 80, se estabilizaron en los 90, y tímidamente ... parecen recuperar vitalidad con el nuevo siglo. El Curueño ha resistido. Hoy es excelso representante de una parte del país, a la que este empieza a dar, de nuevo, mérito y valor.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcomercio ¡Oh, Curueño!