El CSIC, ante la pandemia del covid 19

En el CSIC este brote hizo que nos movilizáramos desde un principio, propiciado por el hecho de que varios de nuestros científicos, en concreto el grupo de investigación de Luis Enjuanes e Isabel Sola, en el Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC), llevaban más de 20 años trabajando con brotes previos de este tipo de virus, el SARS en 2003 y el MERS en 2012, y poseían un amplio conocimiento del tema. Muy pronto, otros virólogos como Mariano Esteban y Juan García Arriaza, también del CNB-CSIC, así como Vicente Larraga, del Centro de Investigaciones Biológicas Severo Ochoa (CIBSO-CSIC), reorientaron su amplia experiencia en virus y vacunas para enfocar su trabajo hacia una vacuna contra el SARS-Cov2.

En marzo, y ante la gravedad de la situación, desde la Presidencia del CSIC, a través de la Vicepresidencia de Investigación Científica y Técnica, se organizó una plataforma interdisciplinar denominada Salud Global, en la que se han ido integrando más de 300 grupos de investigación que trabajan en disciplinas muy diferentes: virólogos, epidemiólogos, sociólogos y también expertos en química o materiales, en computación o en recursos naturales. Todos se han coordinado y siguen coordinándose dentro de esta plataforma interdisciplinar, para lograr entender cómo se ha originado el virus, como se transmite, como nos infecta, y cómo podemos limitar su impacto.

La Plataforma de Salud Global tiene en marcha actualmente más de 120 proyectos, que están desarrollando desde equipos de protección, mascarillas, kits de diagnóstico, desarrollo y prueba de antivirales, análisis genómicos y correlaciones clínicas, seguimientos de movilidad, de presencia del virus en hospitales o en aguas residuales, hasta las ansiadas vacunas. Estos proyectos han proporcionado ya resultados importantes. Como es el caso de los filtros basados en nanofibras para mascarillas, que permite que sean más seguras, pudiendo incorporar un virucida, y también que sean biodegradables o casi transparentes. Se ha diseñado un test serológico muy preciso, que se está utilizando ya en los hospitales.

Uno de los proyectos más complejos traza el mapa epidemiológico-genómico de entrada y dispersión del virus por España, analizando sus mutaciones, y permitiendo estudiar su evolución para tomar las medidas adecuadas en las siguientes olas. Se ha puesto a punto un sistema de detección de restos del virus en aguas residuales, como primer indicativo de su presencia en una población. Se están desarrollando antivirales, bien analizando fármacos conocidos o bien diseñando otros nuevos, proyecto en el que trabajan conjuntamente más de diez grupos de cinco centros y con gran éxito, pues se está a punto de comenzar los ensayos clínicos con algunos de los compuestos identificados.

La actividad del CSIC cubre todas las áreas del conocimiento, y hay que destacar también las iniciativas desde las ciencias sociales y humanidades para entender los efectos sociales de la pandemia en entornos como las residencias de mayores o la puesta en marcha de un foro de atención a los diferentes colectivos para identificar soluciones ante la fatiga social causada por la covid19.

La respuesta de los grupos de investigación del CSIC ha sido y sigue siendo ejemplar. No solo no repararon esfuerzos en el laboratorio y en contribuir a la redacción de varios informes sobre la propagación del virus, sino que también se volcaron en divulgar y mostrar a la sociedad lo que estaba ocurriendo, explicando dudas y evitando bulos, mostrando cómo se estaba combatiendo la pandemia desde el conocimiento, desde la ciencia. El apoyo de los medios de comunicación ha sido clave en esta correcta difusión.

Quisiera también hacer una mención especial a la figura de las donaciones para la ciencia, poco habituales en nuestro país. El mecenazgo ha tenido un impacto extraordinario en esta lucha contra la pandemia desde el CSIC. Hemos recibido donaciones de grandes y pequeñas empresas, de asociaciones, o individualmente de personas... Entre todas reforzaron la financiación recibida del Gobierno a través del Ministerio de Ciencia e Innovación, convirtiéndose este mecenazgo en el principal promotor de las iniciativas puestas en marcha desde la Plataforma de Salud Global del CSIC.

Igualmente hay que destacar la importancia de la colaboración con las empresas, que ha permitido por ejemplo que las mascarillas de nanofibras o los test de diagnóstico para hospitales lleguen al mercado. Esta pandemia nos ha demostrado que no solo es posible esta colaboración, sino que es la única manera de llevar a la sociedad nuestros avances.

Esta colaboración es especialmente importante en desarrollos tan complejos, de tanto coste y de tanto impacto como son los de las vacunas. Solo gracias a esta colaboración muy directa, tenemos la esperanza de comenzar los ensayos clínicos en los primeros meses del próximo año, con viales fabricados por estas empresas, y con la garantía de poder escalar su producción para abastecer la demanda de la sociedad. Es un gran reto científico y tecnológico, y desde el CSIC esperamos hacerlo realidad.