Me comentaba hace unos días una persona cercana una conversación sobre El Musel que había tenido lugar hace unos años con el empresario Luis Adaro ... Jove. No creo que haga falta recordar en esta tribuna la relevancia que la estirpe de los Adaro ha tenido en la defensa e impulso del Puerto de Gijón. En aquella charla informal, en la que se hablaba de economía, de Gijón y de Asturias, mi interlocutor le manifestaba al empresario su pesar por estar viendo la escasa utilidad o el bajo peso que tenía entonces el superpuerto gijonés, resaltando casi únicamente por el tema de los cruceros. La contestación de Don Luis fue rotunda: «Estás muy equivocado. Esta etapa pasará. Esa ampliación dará sus frutos a no mucho tardar. Ahí se ha hecho una obra que marcará el futuro de Gijón». Unas palabras muy sabias.
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El Puerto ha sido clave en la definición del Gijón del siglo XX, y tras un periodo de letargo y por qué no decirlo, de controversia, vuelve a convertirse en el protagonista de la configuración de este siglo. En tiempos donde el futuro industrial de la región parece pender de un hilo ante la preocupante indecisión de ArcelorMittal, asistimos a los planes de inversiones multimillonarias para ocupar la zona de ampliación portuaria. Hablamos Umicore y Zima. Economía circular y energía eólica en la mar, respectivamente. Dos de los grandes campos del siglo XXI llamados a convertirse, administraciones mediante, en pilares de una nueva Asturias.
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