Centenario sin experimentos

Cuando el sábado se apaguen las luces navideñas, poniendo punto y final a esa extraña competición municipal anual a ver qué ciudad se ve primero ... desde la estación espacial (perdónenme la ironía) volveremos a la realidad. Entre las cuestiones a ensalzar en este 2024 hay dos aniversarios: los 125 años recién cumplidos de la Cámara de Comercio de Gijón y el centenario de la Feria Internacional de Muestras de Asturias. Dos historias paralelas e indivisibles con una meta clave: «Fomentar el conocimiento y promoción de los valores económicos del Principado». Es lo que recoge los estatutos primigenios del Consorcio ferial, quien rige y preserva la auténtica esencia de ese relevante instrumento económicos regional que es la Fidma. Cabría aprovechar las efemérides para establecer un paso unánime y firme entre administraciones, local y regional, empresarios y entidades financieras, para rentabilizar el valor de esa marca. Asturias ha encontrado en la Fidma un modelo propio, probablemente inexportable, que trasciende generaciones (¿acaso no se convierte en el primer trabajo en la vida de muchos jóvenes?) y que no muestra síntomas de agotamiento pero sí, a veces, de debilidad. Porque el éxito no debe cegar la evolución de una actividad que ha sobrevivido a la aparición de internet o los Amazon de turno, gracias a una estabilidad institucional y empresarial que ha de permanecer alejada de experimentos, miedos o fobias que perturben una tradición centenaria.