El Coto

Fíjense si no lo que sucedió con la remodelación de la calle Calderón de la Barca. Dado el tamaño inmenso de sus baches, les recomiendo que si quieren probar los amortiguadores de su coche transiten por ella. Incluso podría ser una buena pista de entrenamiento para los vehículos del París-Dakar. Sin embargo, su urgente reparación se pospuso de forma lamentable ya que el dinero presupuestado acabó construyendo el 'cascayu' del Muro. En otro barrio cualquiera, sin duda, nuestro equipo de gobierno no se hubiera atrevido a hacerlo. Sin embargo, aquí sí. Menos mal que la presión vecinal surtió efecto -la calle se cubrió durante el mes de febrero de pañuelos rojos en las ventanas- y las obras (dicen) son para septiembre.

Ahora bien, en lo que se han dado prisa nuestros gobernantes municipales es en diseñar y construir un carril bici. Todo ello, pese a que el tráfico rodado se ha visto afectado por el corte en el Muro y es mucho más denso. Tomen si no el ejemplo de la calle Feijóo donde los coches -debido a una inadecuada regulación semafórica y aumento de carga del vial- viajan a la velocidad de la luz. Nadie habla en esa zona de la famosa cantinela de «pacificar el tráfico», pese a que dispone de tres carriles mal diseñados y peligrosos. Este carril bici, digo, va a ser de los más curioso.

Sobre todo, en el enlace de la avenida de Castilla con General Suárez Valdés: las cuestas de esta última vía pondrán a prueba las piernas de quienes pretendan subirla. Ojo, pero también bajarla porque como se descuiden un poco en el uso de los frenos acabarán en la playa. A ver quién se atreve a utilizarlo.

Esta obra comenzó el pasado jueves, mientras que la remodelación del resto de calles va a goteo o no existe. Nuestro Ayuntamiento promete una gran actuación en El Coto creando una ecomanzana con aparcamiento subterráneo incluido. Mola, ¿verdad? Veremos en que queda la cosa. Hoy por hoy, lo único cierto es que el barrio se encuentra degradado y olvidado de la mano municipal.