Se me pasa el verano y la maldita actualidad no me permite atender el compromiso tácito de dedicar este espacio a los temas serios propios de la estación, es decir, chascarrillos y lecturas, sanamente alejados de la agobiante frivolidad de la realidad política nacional. Y ... tampoco va de esta, qué le vamos a hacer. A ver si corre el calendario y desembocamos de una vez en el nuevo gobierno de progreso a mayor gloria y provecho de minorías ideologizadas -la Transición explicada a nuestros padres que proclamaba Monedero- y antiespañolizadas -España no existe, que parece sostener el sobrealimentado Urkullu- para que el Psánchez estrene quinto año triunfal. (No confundir con aquel PSOE que se abrió en canal para permitir gobernar a Rajoy).
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La amnistía está más que madura, la llamen como la llamen, y la autodeterminación y sus posibles mecanismos plebiscitarios serán el mantra del que la UTE independentista se desprenderá temporalmente a fin de equilibrar la negociación, pero tranquilos, que la estrapallada de dinero que recibiremos de maquetos y charnegos a cambio de la temporal renuncia será como para buscar un endocrino político que nos ayude a gestionar ese exceso de grasa financiero-presupuestaria. El mismo exceso que tan complacidos han exhibido los bien cebados nietos de Sabino, que el padre Aitor tenga en su gloria.
En cualquier país de nuestro entorno los bloques sociales de izquierda y derecha están más o menos equilibrados y se van coyunturalmente alternando, vía electoral, en la primacía política. En España también, con una diferencia significativa: minorías inferiores al diez por ciento del electorado, cuya prioridad máxima es la desintegración del Estado, deciden la gobernabilidad y la gobernación de ese mismo Estado. Aquí radica la gran estrategia psanchista: con un poco de esfuerzo -apenas poco más que subastar el Estado de Derecho al servicio de delincuentes convictos y/o fugitivos-, dispondremos siempre de ventitantos escaños a favor del progreso, agrupémonos todos en la fiesta final y que María Jesús vuelva a exhibir axila feliz. Pero qué dices, so cenizo, si ERC y Junts están a la greña y los indepes más domesticados que nunca. ¿Seguro? A ver, a ver, los indepes, antes que eso son políticos y, como tales, colgados del corto plazo y de la lucha por el poder y por la pancheta. Y si lo pueden hacer es, precisamente, porque tienen muy claro y muy acordado y muy seguro -en tanto la escuela catalana siga siendo lo que ha sido y es- el objetivo final.
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