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Sin vivir

Nos encontramos en una situación, respecto a la vivienda, de similar gravedad a la que habría si un creciente número de ciudadanos no tuviera acceso al pan o a la aspirina

Cosme Cuenca

Gijón

Viernes, 29 de noviembre 2024, 01:00

El de la vivienda era un problema de países pobres, como aquella España de mediados del siglo pasado en la que era frecuente el chabolismo o una hacinación familiar campamental. Con otros parámetros muy distintos, pero no mucho menos agobiantes, hemos vuelto, aquí y ahora, ... a sufrir la vivienda como problema acuciante, la vivienda como bien de primera necesidad progresivamente inasequible. Hemos llegado a esto por determinados pasos contados y seguro que me dejo alguno: entre 2008 y 2010 la crisis del sector de la construcción se llevó por delante muchas empresas promotoras y constructoras, la pandemia adelgazó aún más la producción y, últimamente, la eclosión del turismo llevó a este sector una buena parte del parque edificado, antes destinado al alquiler o venta convencionales. A lo que también ayudaron medidas administrativas, de intención reguladora, que espantaron a muchos de los caseros, que huyeron a ese tan agradecido sector turístico.

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